Juego de dos piezas, quien se enamora pierde *Harry*

Capítulo 38: "¡¿Que crees que estas haciendo?!"

-Traje marshmelos- dijo emocionada Fer.

Prendimos la fogata. La llama irradiaba luz por todo el lugar.

Me senté con una manta cubriendo mi cuerpo del viento en uno de los cómodos sillones alrededor de la hoguera.

Una vez ya todos acomodados, decidieron jugar algo. Vaya cuantos juegos!

-verdad o reto? -le pregunta Catalina a Fer.

-verdad...-

-eres virgen? -

-es necesario preguntar... -responde.

Reímos ante su respuesta.

-_________ verdad o reto? -pregunta Fer.

-reto- digo sin pensarlo.

-te reto a... que estés dentro de la casa sola...

-uhh pero que reto-

-...con Harry por 10 minutos. -encarna una ceja divertida dejándome boquiabierta.

La emoción en sus ojos era evidente, pero Louis solo estaba cambiando de color.

-no- dice Louis.

-Lou, ya pues. -le susurra Fer.

-definitivamente mi hermana no va a hacer absolutamente nada con Harry, ¿o no Harry? -apretaba cada vez más su mandíbula mientras lo miraba amenazándolo.

-mm yo sólo estaré ahí...

-Relájate...

-y bien lo harás? - preguntó con impaciencia Fer. 

-mm claro-

Me incorpore del asiento, y me dirigí al interior de la casa con la intensa mirada de Harry sobre mi.

Ni bien crucé el umbral de la puerta, tenía el cuerpo de Harry atrás mío, mi respiración se hizo entrecortada, pensé que después acostarme con él simplemente sería una calentura, nada especial... Un juego, para que cuando entre a la mansión Playboy no sea virgen...

No fue nada mas que eso... pero últimamente me esta afectando las cosas que haga.

Su respiración pesada en la sensible piel de mi cuello hacia que mis piernas temblaran ¡¿que me pasa?!

-Harry...- dije suave aunque sonó más como un jadeo que como otra cosa.

-Harry basta- me sentía como una prostituta.

No se de donde saque fuerzas pero me separé de su embriagante cuerpo.

-¿qué pasa?

-no... hagas eso de nuevo.

-¿que cosa?- sonrió.

-eso...lo que hiciste... Ya sabes- me removí incómoda.

Rió suave ante mi desconocida timidez

-tenemos 10 minutos para hacer cualquier cosa -repitió.

-aja- me alejaba cada paso que daba hacia mi.

-sólo dame 5 minutos -ronroneo en mi oído, haciendo que un cosquilleo recorriera mi cuerpo ante sus palabras.