1

15 1 0
                                    

Primer día de clases y me sentía como una total extraña. Esto es un completo asco. Suspiro, seguí caminando dentro del aula, quizás tenia éxito en encontrar mi salón. Mi semblante es duro, miro a los demás chicos hablando con normalidad, y yo aquí sola. Me cruzo de brazos enfadada sin razón alguna. Miro la hoja arrugada dónde indica mi salón de clases.

-Mierda. -murmuro a lo bajo observando el pabellón superior. Camino mirando los números en cada puerta, sala 23... La encuentro y camino con timidez al ver que el salón esta medio lleno, me siento en el ultimo banco hacia la ventana, dejo mi bolso en el suelo, veo al profesor ingresar para luego cargarse en su escritorio y dejar su bolso a un lado.

-Buenos días alumnos. -sonríe leve.

-Buenos días profesor. -responden todos al unísono excepto yo.

El primer bloque de clases transcurre en presentaciones, conocernos unos a los otros. Casi normal.
"Hmm...soy Erin y tengo 16 años...-respondí con nerviosismo mirando hacia el suelo.
-Erin, ¿te gusta hacer algo?, ¿tienes algún pasatiempo? -me pregunta John, nuestro profesor.
-Me gusta escuchar musica y leer...-sonrio un poco.
-Gracias Erin, puedes sentarte.-asiento leve y vuelvo a mi lugar. "

En el receso no tengo la menor idea a dónde ir, así que me adentro a la biblioteca y me siento al fondo donde no hay muchas personas, saco mi teléfono junto a los audífonos y enciendo la musica, saco mi libro también y retomo la lectura.

Así pasa el primer día de clases, patéticamente aburrido. Voy pateando una piedra del camino y diviso el auto de mi madre a lo lejos. Apresuro mis "pasos de tortuga", como prefiere llamar mi padre a mi forma de caminar y me meto en el auto.

-Hola hija, ¿como estuvo tu primer día de clases? -pregunta mi madre entusiasmada.

-Un desastre. -frunzo los labios.- dejan mucha tarea para ser primer día. -río leve.

-¿Hiciste amigas? -me mira por el retrovisor a la vez que cambia de marcha para introducirse en el trafico.

-pienso un poco la respuesta. -Uhm...no.

-Erin. -me mira mi madre por el retrovisor con mala cara.

-¡No había nadie interesante para poder platicar! -suelto rápidamente en mi defensa.

-Nunca encuentras a alguien lo suficientemente interesante para poder platicar...-enfatiza con disgusto la palabra "interesante". Suspiro irritada aunque sé que tiene razón.

A los minutos estaciona el auto en el porche y salimos de este. Espero a mi madre para poder entrar a la casa y le susurro:"no le digas a papá". Ella me mira con tristeza, ella sabia lo importante que es para mi padre que hiciera amigos en la escuela, le gusta pensar que soy lo más sociable que puede existir en la faz de la tierra.

Al entrar en casa Rufus se metió por la manga de mi chaleco, reí al ver su cara frente a la mía, lo tomo con cuidado y lo acaricio, amo más a mi hurón que a ninguna otra cosa. Camino por el pasillo para encontrar a mi padre en la sala leyendo el periódico, ya que si no lo lee en el desayuno, lo lee llegando de su trabajo. Aparta la mirada de su lectura y me sonríe.

-¿Como estas cariño?, ¿como estuvo tu primer día de clases? -dobla el periódico poniéndolo en su regazo.

-Pues bien, aunque mucha tarea...-hago una mueca distraída mientras acaricio a Rufus ocultando mi nerviosismo, odio mentirle.

-¿Hiciste amigos?-me mira intrigado. Abro la boca para responder, entra mi madre en la sala.

-A comer, la cena esta lista. -da unas pequeñas palmaditas y me mira como diciendo "te he salvado de esta". ¡Y me ha salvado la campana!, río leve y camino hasta el comedor.

-Huele delicioso. -les sonrío a ambos al sentarme al lado de mi mamá.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 24, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Just himDonde viven las historias. Descúbrelo ahora