Prólogo

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Hasta ese día, su vida como demonio era realmente aburrida, monótona, sin sentido. Cuando fue convertido en demonio pensó que tendría grandes aventuras y vería cosas inimaginables para cualquier persona, pero se limitó a hacer cosas tan burdas que parecía un secretario más que un demonio. Y entonces llegó ella a su vida y su corazón comenzó a latir con tanta fuerza que creyó a estar vivo otra vez.

Era simplemente hermosa. Eso fue lo primero que pasó por su mente al verla mirar el cielo lluvioso de la ciudad con el rostro empapado y sus ropas pegadas al cuerpo.

Parecía ida, taciturna, como si su alrededor no le fuera de importancia. Siquiera la lluvia.

-¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda? – tomando un poco de valentía de quien sabe dónde, se dirigió a ella con amabilidad. El cielo parecía venirse abajo, y aunque en realidad solo deseaba irse a su casa para darse un buen baño de agua caliente, tenía intriga por saber qué le pasaba a esa hermosa joven.

Ella no respondió a su pregunta la primera vez, y solo lo observó con la mirada más vacía que nunca había visto al momento de formular la pregunta por segunda ocasión. Sus ojos purpuras lo atontaron e hicieron que su rostro hirviera de vergüenza. Pero no iba a marcharse sin ayudarla antes.

A pura fuerza de insistencia, logró llevarla hasta su departamento para que no pescara un resfriado o algo peor. Ella se mantuvo en silencio y con la misma mirada taciturna en todo momento. Él intentaba sacarle información, pero la joven no parecía dispuesta a cooperar.

-¿Cómo te llamas? Yo Issei Hyodo – dijo, intentando obtener al menos una respuesta.

Pero nada.

Suspirando con cierta resignación, le tendió una toalla para que la usara para secar su pelo. Tímidamente, ella pareció reaccionar y extendió el brazo para agarrarla, para después comenzar a secarse. Issei se permitió sonreír internamente.

Le prestó ropa que creyó que pudiera llegar a quedarle y puso a secar la que ella llevaba, toda empapada. La invitó a ponerse cómoda en su sala y le sirvió un poco de café caliente para que pudiera calentar su cuerpo.

De a poco, parecía dispuesta a cooperar con él.

-¿No eres de por aquí, verdad? – preguntó al verla tomar el líquido dentro de la taza con lentitud. Ella se mantuvo dubitativa varios segundos, y cuando Issei creyó que no respondería, una suave y delicada voz penetró sus oídos.

-No.

Pareció una simple respuesta, pero para él fue un enorme paso para saber qué le sucedía a esa chica linda que estaba sentada en su sala, tomando café y usando ropa suya. Se permitió deleitarse con la dulce voz de la fémina y desear que siguiera hablando.

-¿Cómo te llamas?

Ella se incomodó por la pregunta, así que decidió que no era un terreno el que deba explorar de momento. Se limitó a observarla detenidamente las finas facciones y generosos atributos que poseía su visita. A pesar de haberse secado, su cabello castaño claro seguía un poco mojado.

A ella no parecía molestarle.

-Irina Shidou – soltó la joven de golpe, sorprendiendo al inexperto demonio.

-¿Eh? – lo tomó de golpe y no pudo evitar soltar una expresión igual.

-Mi nombre. Es Irina Shidou – tomado su voz más fuerza que antes, la joven de nombre Irina, volvió a presentarse. Miraba la taza entre sus manos, concentrada en algo que la tenía pensativa.

-Bueno, Irina. ¿Por qué estabas en medio de la lluvia? No creo que sea algo común, Podrías haber enfermado – lo único que podían escuchar ambos jóvenes además de la voz del otro era el violento golpeteo de las gotas de lluvia contra el vidrio de la ventana. Sin duda que era un alivio que Issei la hubiese sacado de allí.

Ángel y DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora