PROLOGO

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Esta primavera, en la Universidad de Texas, Carlos Monsiváis dio una conferencia

en la que habló de los sucesivos estilos del nacionalismo mexicano, y

calificó el estilo que actualmente se ha puesto de moda, de "nacionalismo apocalíptico".

Y, efectivamente, nos gusta dramatizar la crisis que desde 1982 nos

está embistiendo; y de paso solemos lamentar aquel México optimista y brioso

de los cincuentas y sesentas, que los que tenemos mi edad (o algunos años menos)

hemos gozado plenamente.

Pero esta actitud, tan común, frecuentemente nos hace olvidar que desde

muchos puntos de vista en la actualidad vivimos en un ambiente académico

que (cuando menos en nivel de investigación, apoyo bibliotecario, y profesorado)

a menudo es superior al que existía hace una generación. Y esto es el caso

muy claramente en la rama del iusromanismo.

En aquel entonces todavía no estuvimos conscientes de la problemática

del "tercer mundo", los star-uiars hubieran parecido un divertido juego de espiritu,

perteneciente a la ciencia-ficción; el smog raras veces nos afectaba; el

tráfico no se había convertido en aquel Leviatán con el que tenemos que convivir

en la actualidad; nadie pensaba con inquietud en la deuda exterior; y si todavía

no se habia inventado el lema de "adelante y para arriba", era porque

esta frase aún no era necesaria, ya que todos así sentiamos la realidad nacional,

espontánea y subconscientemente.

Sí; those were the days. . . Pero, por otra parte, carecíamos todavía de muchos

adelantos académicos y de cultura general que en la actualidad nos parecen

muy normales.

Para ilustrar lo anterior, no me referiré ahora a Cablevisión, discos compactos,

las computadoras (inclusive la moderna informática jurídica) o procesadoras

de palabras, que multiplican nuestra producción intelectual, sino que

me limitaré un momento al ángulo particularisimo del iusromanista.

Todavía no existía en la Facultad de Derecho de nuestra UNAM el actual

Seminario de Derecho Romano e Historia del Derecho, con su buena bibliotexxxii

PRÓLOGO

ca; los "pergaminos" (muchos de los cuales contienen ius commune) estuvieron

aún bajo el polvo, en un rincón oscuro de la biblioteca, sin que nadie tratase

de analizar este rico caudal; las clases de Derecho Romano que yo tuve que

tomar consistían de unos esotéricos análisis de unas pocas citas en latín, muy

"a la antigüita", sin visión alguna, durante los cuales ni de lejos hubiera sospechado

que esta materia algún día pudiera inspirarme a dedicarle los mejores

años de mi vida académica; el libro de texto que tuvimos que usar fue una traducción

DERECHO ROMANODonde viven las historias. Descúbrelo ahora