La llegada

102 5 2
                                    

Después de un par de horas el doctor le entrego unos papeles al señor Sandoval cuando llego al hospital mientras yo me empecé a cambiar de ropa y a recoger mis pertenencias luego quise esperarlo pero un hombre de traje con sombrero se me acerco y me dijo:

-Buenos días, señorita.

Lo mire extrañada.

-Buenos días.

-Soy el chofer del señor Sandoval, me dio la orden de recogerla a usted y a su madre para después llevarla a la casa lo mas pronto posible debido a su estado de delicadez.

Mire hacia atrás por ultima vez para confirma que no venia.

-Esta bien.

El auto del señor Sandoval ya lo conocía de todas las veces que había salido del trabajo y visto como lo recogían era algo parte de mi rutina diaria solo que ahora serie diferente por completo.

No tenia idea de donde me encontraba pero poco a poco fui reconociendo las calles, las señales, incluso algunas personas que habitualmente pasaban por donde vivía eran las mismas cotidianas como cuando iba a comprar cosas para la cena, las medicinas de mi madre o cuando pagaba las cuentas del banco hasta que llegamos a la que hasta hace pocos días era la casa donde vivíamos mi madre luego trate de bajar del auto porque quería verla.

-Déjeme esto a mi señorita -se lo permití aunque no estaba del todo confiada de que una persona extraña se acera a mi madre-

Cuando vi que salió de la casa sentí un gran alivio tanto que me parecían realmente eternos todos los segundos que tardo en ir desde la puerta hasta el auto, cuando llego lo único que pude era abrazarla hasta que el auto siguió en movimiento.

-Hola..


Mi madre ya no hablaba desde hace mucho tiempo pero pude sentir como sus lagrimas caían en mi hombro y se perdían en mi espalda.


-Estaremos bien, lo prometo.

 Cuando paso sentí que era como si cada vez me apartara cada vez mas de todo lo que conocía, todo lo que ame por mucho tiempo y a lo que siempre estuve acostumbrada porque después de todo era la única vida que había conocido.

Después de cruzar un gran bosque por las afueras de la ciudad hasta llegar a una gran casa de colores claros y un jardín enorme, tardamos mucho tiempo en recorrer desde la entrada de la casa hasta el estacionamiento. Cuando nos estacionamos varias mucamas se acercaron para ayudarme a bajar del auto, me dolía mucho al caminar todo mi cuerpo me pesaba a cada paso que daba pero no encontraba la manera de decírselo a la mucama, era algo estúpido pero no quería causar ningún tipo de molestias a nadie mientras estuviera en esta casa ya que después de todo al terminar de recuperarme terminaría siendo una mas de las muchas personas que trabajarían para el.

Recorrí la casa y desde la entrada pude notar que tan solo el piso de abajo de la casa era mas grande que mi casa además se notaba a simple vista que definitivamente todo lo que había dentro costaba mucho mas de lo que ganaría en toda mi vida me deprimía mucho estar ahí pero al mismo tiempo me sentía protegida ya que tenia cierta seguridad de que no volvería a sufrir pero eso era momentáneo. Me llevaron a mi habitación que pedí que me dejaran compartir con mi madre para cuidarla, desempacamos y revise mi celular, tenia muchos mensajes perdidos, eran las mismas cosas de siempre pero entre todos los mensajes y notificaciones había algo que destacaba, tanto que empecé a ponerme totalmente nerviosa de solo sostener mi teléfono, había mas de 50 llamadas perdidas de un numero desconocido....    



La amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora