Cuando te conocí

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Recuerdo perfectamente el día en que lo conocí para mí fue algo sin importancia. El momento en que nos presentaron me pareció que estabas obligado a extender tu mano y decir: Mucho gusto, son simples formalidades después de todo yo solamente era una empleada más que dentro de algunos días de seguro no recordaría su nombre, una de las muchas personas con las que tenías que hablar para dar órdenes, organizar cosas del trabajo después de todo no me quedaba otra opción, recién me había graduado de la universidad y necesitaba el trabajo para poder pagar el trasplante de corazón que necesitaba mi madre para poder vivir.

Ella toda su vida había trabajado muy duro haciendo turnos doble y teniendo muchos empleos de medio tiempo durante los fines de semana para apenas poder salir de todos los gastos que teníamos así que lo menos que podía hacer ahora era devolverle todo aunque la verdad la esperanza que teníamos de que hubiera un donante se acababan cada vez más la paciencia se nos acababa a todos no sabía que iba a pasar con mi vida ni la de ella solo tenía una cosa en mente y era que tenía que hacer de todo aunque no sirviera de nada solo esperar lo mejor a pesar de no estar segura cada minuto de mi vida lo dedicaría al trabajo pensaba estas cosas una y otra vez hasta que choque:

-Lo siento señor Sandoval, de verdad estaba muy distraída lo recogeré ahora mismo.

-No se preocupe señorita...

-García, señor.

-Sabes nunca había visto a alguien como tú.

-A qué se refiere señor...

-Bueno pues la verdad siempre estas siendo negativa todo el tiempo y no eres como las otras secretarias,

-¿Cómo?

-Bueno las demás siempre esperan las fechas límites y charlan mucho entre si sobre las mismas cosas.

-Ah, bueno me alegro que reconozca mi esfuerzo pero debo seguir trabajando, con permiso.

Cuando empecé a caminar me agarro del brazo y me di la vuelta.

-Oye perdón te moleste.

-No, no es eso pero usted y yo tenemos cosas que hacer.

-Bueno, en realidad tienes razón pero no será la último vez que nos veamos ¿de acuerdo?

-Ah...

Empezó a caminar y solamente se volteo para mover la mano en señal de despedida.

Me sentí confundida pero seguí haciendo mi trabajo.

Lo que se sabia del jefe era muy poco, eran muy pocas las personas del trabajo quienes lo conocían en su vida privada, con el resto de personas actuaba superficial mente ya sea cuando tenían asuntos del trabajo tanto como en las fiestas que solían organizarse a lo largo de todo el año era muy misterioso me llamo la intención pero seguía sin entender por que me dijo esas cosas, tal vez seguían siendo simples cosas formalistas.

Cuando salí del trabajo subí a mi auto, conduje hacia mi casa pero al momento de estacionar afuera de mi casa alguien rompió el vidrio de la ventana me puso una pistola en la cabeza.

-No intentes nada y dame todo lo que tienes ahora mismo.



La amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora