Psycho Pretty Boy ~ [McLennon]

1. La vida es un tormento.

Lavé muy bien la alfombra. Era de un color gris oscuro pero la mancha carmesí era aún notoria.
Los bordes de la mancha eran un color marrón muy visible debido a que la mancha se empezaba a secar.

Había una cubeta azul marino a lado mío con agua y diferentes limpiadores. Tenía un cepillo en mano y aún estaba tallando la alfombra con aquel.

Cuando di por terminada la limpieza, salí y colgué la alfombra en el patio de mi casa, en donde daba el sol.

Salí. Mi camisa blanca tenía manchas por todos lados, eran oscuras y rojas. Al igual que mi pantalón negro. No era tan visible como en mi camisa pero igual estaban ahí.

—Gato estúpido...

Había asesinado al gato de mi vecina. Primero lo había agarrado del cuello para asfixiarlo y después examinar su cuerpo.

Me quité mi ropa lentamente,. Observaba mi cuerpo desnudo por el espejo que estaba ahí. Había sangre un poco seca, el olor metálico debido a la sangre proveniente de aquel animal. Preparé la tina blanca que había al frente mío. El agua estaba clara, cristalina y limpia. Cuando me sumergí sentí la agradable sensación del agua caliente casi hirviendo. Era muy relajante para mi. La sangre se empezaba a soltar de mi cuerpo y a fusionarse con el agua blanca. Aquella se volvía de un tono rojizo. Empecé a poner jabón en mi cuerpo, en todo mi cuerpo.

Cuando di por acabada mi limpieza, sequé mi cuerpo en la toalla de un color blanco falso, debido a que era más amarillenta.

Salí del baño con mi ropa sucia en mano y me dirigí hacia mi habitación. Esta era pequeña pero linda, a mi parecer. La cama tenía una colcha azul con franjas blancas. El cuarto se veía oscuro pero una ventana grande con cortinas ayudaba a la iluminación. Había un tocadiscos en frente y un estante con libros y vinilos. Tomé un disco al azar para poder reproducirlo.

"Ohh...lauhging on the outside, crying in the inside, cuz' i'm still in love with you..."

Era de Bernadette Carroll

No era fan de ella pero me gustaban sus canciones. Tenía algunos discos de ella que había comprado (por lo decir robado) de una venta de discos viejos en una venta de garage.

Me estaba poniendo mi ropa: consistía en una playera de cuello alto negra. Me puse unos pantalones azules de corte alto y un cinturón negro. Salí mientras acomodaba mi cabello castaño e iba a la sala, aún se escuchaba la canción, me asomé por una ventana que estaba a lado de la puerta de metal blanca. Había un camión de mudanza en frente de la casa que estaba vacía. Había gente bajando muebles del camión y una señora de cabello negro guiándolos.

Me separé de la ventana y cuando iba a subir a mi habitación la puerta principal se abrió. Era mi madre.

La zorra de mi madre.

—John, ven aquí.

Me di la vuelta lentamente mientras la veía entrar.

—No me siento bien...

—Es lógico cuando te la pasas tomando y mantienes una vida sexual activa con poco cuidado.

Me dedicó una mirada de enojo. Iba a golpearme pero como estaba débil no pudo.

—Deja de hablar sobre mierdas y llévame arriba.

Me acerqué a ella y la tomé de un brazo para que lo pusiera alredeor de mi brazo. La acompañé hacía arriba y la dejé en su cama lentamente. Ella seguía abrazando mi cuello por lo que estuve muy cerca de ella.

Por un momento intentó besarme pero yo lo evité empujándola hacia la cama.

—Joder, Julia, soy tu hijo...

—John...yo...

De sus ojos empezaron a salir lágrimas, me separé radicalmente de ella y salí de su habitación, al parecer estaba o drogada o borracha. Cualquiera de los dos era igual de insoportable.

Subí a mi cuarto y apagué el tocadiscos. Me senté en mi cama, puse las palmas de mis manos sobre mi rostro para hacer presión. Miré la pared con un cuadro de mí y mi madre en un campo cuando ella no consumía drogas y yo era menos infeliz. Aunque realmente no podía sentir algo.  Era de cuando aproximadamente tenía 7 años.

Me acosté en mi cama y cerré los ojos intentando dormir. El timbre de la casa sonó, por lo que me bajé de mi cama, salí de mi cuarto y bajé las escaleras. Sabía que mi madre no podría abrir la puerta por lo que yo lo hice.

Abrí la puerta y lo que vi detrás de ella era una mujer con un vestido blanco con flores amarillas, su cabello corto y negro. Era la misma mujer que vi en el camión de mudanza. A lado de ella había un chico de casi mi edad (19 años) de ojos hazel, cabello negro al igual que el de ella y una boca rellena pero pequeña. Tenía un pantalón negro, una camisa blanca y un chaleco blanco con diseños tinto en él.

--Buenas tardes, mi nombre es Mary y el es mi hijo, Paul. Un gusto.--extendió su mano.

La tomé y la esteché con la de ella.

--Yo soy...John Lennon, mi madre está durmiendo.

--Oh, vaya, no importa, en otra ocasión la conoceré. Bueno...queríamos conocer a los vecinos. Fue un gusto.

--El gusto es mío. --sonreí radiantemente.

Miré a aquel chico y este tenía un brillo peculiar en los ojos, me miraba directamente a lo que yo le sonreí y el me devolvió la sonrisa.

--Si gustan, un día pueden pasarse por nuestra casa a comer.

--No quiero incomodar.

--No lo haces.--dijo el chico.

Le volví a sonreír pero con una sonrisa realmente atractiva.

--Bueno, un día de estos puedes venir a nuestra casa. A mi y a la familia nos encantan las visitas.

☆

Empecé a jugar con un encendedor y una hoja de papel. Me gustaba ver como se encendía el papel, como olía y como se veía. Era satisfactorio.

Dejé eso de lado, ya que empezaba a ser monótono para mí, por lo que bajé las escaleras y fui hacia la puerta. Quería buscar otro animal al cual matar. De preferencia que fuera hembra. Me había puesto una gabardina negra. Salí de casa y fui caminando a paso lento mientras miraba a mi izquierda el bosque que se iba formando. Sentí unos pasos detrás de mí, por lo que saqué una navaja por lo que miré a mi derecha: era aquel chicho de ojos lindos. Guardé inmediatamente la navaja.

--Hola.--sonaba feliz.

--Uh. Hola.

--¿te molesta si te acompaño?

Tal vez no iba a matar a un animal que fuera hembra y probablemente tampoco que fuera un animal.

--Puedes.

Tal vez sería algo más grande.