Giacometti's flower shop

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Aún no amanece cuando abro las puertas del local, al entrar, el fuerte aroma a flores me da la bienvenida, sonrío alegre ya que estoy seguro que este será un buen y productivo día.

Soy dueño de "Giacometti's flower shop" una de las florerías más reconocidas de la ciudad, y doy servicio en casi todo tipo de eventos y celebraciones, sin embargo, el servicio personalizado es mi especialidad y la razón por la que amo mi trabajo.

He vivido rodeado de flores toda mi vida. Después de perder a mis padres cuando era niño, pase al cuidado de mi abuela. Ella tenía un enorme jardín con todo tipo de flores y solía pasar días y tardes enteras ayudándola y aprendiendo de ellas.

Después de que ella también partiera, decidí salir de la ciudad y forjar mi propio camino, trabaje duro durante nueve años antes de abrir mi propio negocio.

Me ha ido bastante bien desde entonces.

Como todo empresario tengo que lidiar con facturas, proveedores, impuestos; pero eso no disminuye el ánimo con el que empiezo cada día, porque lo mejor de trabajar en una florería, son las historias que hay detrás de cada pedido.

Hoy es 14 de febrero, y pese a que también es mi cumpleaños, no me quejo de la carga excesiva de trabajo que suele deparar está fecha.

Y mis empleados parecen divertirse tanto como yo con todas las ocurrencias a las que nos hemos enfrentado.

El primero en llegar es Pichit Chulanont, un chico en sus penúltimo año de universidad, es de origen tailandés y siempre trae una sonrisa en su rostro, aparte de atender a los clientes y tomar pedidos, él se encarga de la difusión en nuestras redes sociales. Puedo decir que gracias a él es que hemos duplicado nuestra clientela en los últimos dos años.

—¡Feliz cumpleaños, Chris! Y feliz san Valentín- me abraza con una sonrisa, es otra de las cosas que me gustan de mis chicos, no me ven solamente como su jefe, sino como un amigo.

—Gracias Pichit— contesto mientras termino de abrir la caja registradora y prender la computadora,— hoy tendremos mucho trabajo. No tuve oportunidad de agradecerte por el meme que subiste, fue bastante ingenioso.

—Lo sé, lo sé— dice con un aire presuntuoso que no le sale, pues Pichit no es así.

—¡Buenos días, chicos! ¡Feliz cumpleaños, Chris!— saludó una voz cantarina desde la puerta.

—¡Vaya! ¡Al fin llegas temprano!— contestó Pichit a modo de broma, Minami entrecerró los ojos hacia él.

—Disculpa? Le dije a Chris que llegaría a tiempo, esta semana por el proyecto de la universidad, ayer finalmente lo presentamos— su semblante acusador cambio de pronto a una sonrisa — tuve la máxima nota.

—¡Es genial, Minami! Me alegro, trabajaste duro para conseguirlo— contesté revolviendo su colorido cabello, aún me resultaba extraño verlo con varias mechas rojas en su ya teñido rubio cabello, en lugar de solo una en la frente.

—Entonces hay que celebrar por partida doble— comentó Pichit mientras acomodaba los globos de helio en el mostrador,— el cumpleaños de Chris y tú calificación.

—Buenos días— escuchamos abrirse la puerta de la entrada y el tercero de mis empleados nos saludó con total seriedad.

—¡Wow, no puedo creer que llegue antes que Seung Gil!- comento Minami señalando al chico de origen coreano.

—Tuve que dejar a mi perro en la veterinaria, le avisé a Chris ayer.

—No te preocupes, Seung Gil, siempre eres muy responsable.

Giacometti's flower shopWhere stories live. Discover now