La anciana de mi casa es mi bisabuela, no le gusta hablar con nadie, pero no es que esté de mal humor ni nada, de hecho, siempre está sonriendo, se ve que le cuesta. A mí me desagrada su sonrisa; es de oreja a oreja y perfectamente (no tanto) contorneada, como el pincelazo preciso de un artista, en palabras pocas ¡una sonrisa diabólica! Es aterradora para mí, porque sus cejas aportan a causarte el estímulo necesario para aterrorizarte. Aún así me las arreglaba (porque tiene más de una semana que no lo hago) para llevarle de comer al sótano, ¡Oh sí! ella duerme en el sótano, la verdad no recuerdo cuándo fue la última vez que la vi realmente en la casa y no en aquel rincón oscuro y aterrador, porque eso es para mí, un rincón oscuro y aterrador. Mi madre dice que está muy anciana y que sólo estorbaría en las acciones del hogar, pero yo, como siempre soy curioso y juguetón debido a que apenas estoy en mis ocho añitos, también la estorbo y da lo mismo, << ¡José, deja de estorbar!>>.
El viernes pasado, a la media noche, mientras estaba jugando un videojuego en mi computadora, escuché ruiditos en la cocina, me dio miedo, pensé que el chupacabras estaba acechándome, lo cual fue ridículo pensarlo, porque los chupacabras solo chupan cabras. Al día siguiente sucedió lo mismo, los ruiditos pues, y también al siguiente, hasta que al cuarto día me armé de valor, recordando a mi héroe favorito, el capitán américa, que me da el poder necesario y el valor para combatir criaturas nocturnas, sé que debería de ser Batman, pero, me agrada más el capitán. Vi a mi bisabuela, lo cual fue rarísimo, comiendo (¿comiendo?) carne cruda que había en el refrigerador, estaba observándola desde la escalera, creo que escuchó mis ruiditos delatores y me tiró esa mirada aterradora de siempre, pero como soy joven no me dio un paro cardiaco, me acerqué más a ella y le pregunté << ¿Qué hace aquí a estas horas? >> se limitó a regalarme una sonrisa que habría preferido que no, guardó todo y se marchó lentamente. Desde esa noche no e podido conciliar el sueño del todo, creí que jamás la volvería a ver aquí en mi casa, pero al parecer a ella le gusta merodear por la cocina a la media noche, ¡y eso me da escalofríos!
Mi padre casi no está en casa, su trabajo lo consume demasiado, pues medico tenia que ser, y de los buenos. Así que me quedé en casa un día en el que mi madre salió de compras, ese día fue extremadamente largo, me quedé solo, bueno, mi hermano mayor estaba allí, pero es igual de equivalente a estar solo, de él casi no hablo, porque para qué mencionarlo si jamás hace algo digno de merecérselo. Se la pasó en su habitación y yo jugando por toda la casa, mis muñequitos de lego estaban por doquier, si mi madre lo hubiera presenciado me habría castigado con no jugar en mi computadora por todo un fin de semana, ¡qué tortura! Lo cierto es que ni se dio cuenta porque llegó hasta en la noche. El chiste es (¿o querré decir lo aterrador?) que durante todo ese tiempo, el periodo más largo me la pasé jugando legos y videojuegos, como ya dije, y la otra pequeña parte del tiempo, cuando me había aburrido de no poder pasar los niveles, fue donde se me ocurrió la idea de ir al sótano y preguntarle a la anciana por qué sube a comer carne cruda todas las noches, pero también para reclamarle y exigirle que mis deseos eran que dejara de hacerlo, porque era aterrador escuchar ruidos mientras yo intentaba dormir, no me importaba si comía carne cruda, o si se comía al perro del vecino, yo sólo quería dormir. Me topé con la puerta hacia aquel lugar oscuro y reparé en lo aterrador que era, pensé en aquella noche que la vi, hizo preguntarme, ¿será un monstruo el que vive en el sótano de mi casa y estoy cometiendo la osadía de bajar a él? ¿Y si me come? De todos modos, abrí la puerta, porque recordé a mi capitán, mi héroe, y esa era la oportunidad de hacer algo heroico, demostrarle (si me veía en alguna parte) que yo era valiente como él. Lentamente bajé las escaleras rechinantes, todo estaba oscuro, me aproximé al interruptor para encender la luz, pero este no funcionaba, entonces de lo asustado que estaba, y para parecer no estarlo, pregunté <<Anciana ¿estás ahí?>> no recibía respuesta alguna, la cosa empezaba a ponerse más espantosa, estaba casi temblando, capitán, dame tu poder, un mantra para adquirir fuerzas, cuando de repente sentí haber pisado algo desagradable, miré y era un trozo de carne cruda, ¡me espanté! Más al fondo estaba mi bisabuela, una vela, que, evidentemente ella había prendido, iluminó parte de la habitación, me acerqué aterrado, aun así, pensaba en reclamarle y dejarle en claro que no quería que siguiera asustándome por las noches. Me fui asomando a ella lentamente, ¡qué horror! Estaba de espaldas, sentadita, y yo tras ella, miré justo por encima de su hombro izquierdo y vi unos dibujos raros, puse los ojos como plato, tragué un poco de saliva del susto, mi terror era grande, pero mi curiosidad aún más. Ya no estaba preocupado por las noches de vigilia, sino por saber qué tramaba la anciana en mi propia casa. Percibí tinta color rojo, hice mi análisis mental <<carne cruda, cuarto oscuro, abuela siniestra, presencia de algo terrorífico>> mi deducción hizo que reparara en que todo lo que estaba teñido de rojo a mi alrededor era sangre. En medio de todos esos símbolos (¿Dibujitos?) raros, había un tablero, no la ouija, era un tablero perfectamente cuadrado y con una cruz en medio, de modo que el cuadrado se dividía en cuatro cuadrantes, no una cruz dibujada, una cruz de palitos redondos uno encima del otro <<Charlie, Charlie>>dije para mis adentros<<el jueguito que se hizo viral en internet hace apenas unos meses>>. En eso que me acerco más, lo suficiente como para ver a la autora de tales ilustraciones frente a frente, y lo que vi no era un rostro humano, era un rostro aterrador, pálido, sus ojos se tornaban grisáceos, su boca estaba abierta, y temblaba. Mi terror era tanto que me paralizó, no pude hacer ni un movimiento, no pude ni gritar, aquel rostro amenazaba con reaccionar, con verme (porque no lo había hecho) si tan sólo movía un musculo, lo peor era el morbo que me causaba, no podía quitar la mirada de él (¿ella?) por muy aterrador que fuera, quería en ese momento llamar a mi madre, pedir su ayuda, ¡gritarle! O de lo contrario anhelaba con tantas fuerzas que sucediera un milagro; que ella por casualidad se asomara al sótano y me viera y me rescatara, era en la única que pensaba, ¿el capitán américa?, el capitán ya no me importaba, me di cuenta de la fantasía y la idea tan absurda que era pensar en él, de lo irreal que era, y lo sabía en el fondo, pero quería ser niño, quería pensarlo así, y me encontraba en esa aterradora situación que quitó de mi aquella fantasía. Recobré fuerzas necesarias, empecé a tener control de mis extremidades. Lentamente fui retirándome, pero esa cosa escuchó el chirrido de mis zapatos, dijo << ¡Corre, toma!>> con tanto esfuerzo que parecía que cargaba consigo un peso increíble, con temor y confusión tomé el papel que me extendía y caminé de espaldas, a pasos lentos, mirando hacia ella aún. Yo sólo quería salir de allí lo más pronto posible, pero asegurado de que no me persiguiera o que me atrapara por la espalda, en eso que se empieza a mover más feamente, como si un terremoto sólo la afectara a ella, y así sí pegué un tropel que me creí flash. Cerré el sótano y seguí corriendo hasta la habitación de mi hermano, me eché a llorar en sus brazos. Desconcertado me preguntaba qué había sucedido, pero yo no podía hablar. Ya recuperado (al menos un poco) le exigí a mi hermano que saliéramos de casa, que afuera estábamos más seguros, no entendió del todo, pero con lo asustado que lo puse, ambos echamos patitas a la calle, allí estábamos los dos solitos, le expliqué lo que sucedió y quedó más espantado de lo que ya estaba.
Cuando nuestra heroína llegó, mis ojos se iluminaron, jamás la había visto tan angelical << ¿Qué están haciendo aquí afuera a estas horas?>> preguntó, si no fuera porque corrí a sus brazos para llorar, ella no se hubiera apiadado de nosotros, ¡le conté todo!, ella no acabó de creerme, enseguida entró a la casa, indignada de tan ridícula escena que habíamos armado, mi hermano era culpable tanto como yo, pobre de él, me lo llevé entre las patas, ¡pero era cierto!, todo era cierto y la traté de detener, le dije que mejor llamara a la policía para que no tuviera que enfrentarse a aquel monstruo, <<le hará daño, no sabe en lo que se está metiendo>> pensé. Ella no se detuvo, aun cuando leyó la carta que seguramente tenía escrito algo siniestro y un secreto de ultratumba, ella siguió. La esperamos en el patio, fuera de la casa, sin entrar. Hasta rezamos para que nada malo le pasara, y para nuestra sorpresa, habiendo pasado algunos minutos después, mi madre se aproximaba, nos pegó una regañada, yo estaba confundido, mi hermano me quedaba viendo, y yo a él, empezó a encolerizarse conmigo por haberlo engañado, pero no, yo no lo engañé, estaban en un error, yo no tenía la culpa de nada, sólo quería protegerlos de la cosa espantosa, mi madre se veía tan relajada que pensé <<¿Acaso ese monstruo tiene una especie de acuerdo con mi familia y yo era el único que no lo sabía?>>. Ella empezó a aclararme la situación ¿y qué creen? Mi bisabuela tiene la maña de asustar a los demás con su rostro, a mi más que a nadie. Resultó ser que se estaba convulsionando, dice mi madre que hacía tiempo que no le ocurrían esos ataques, ¿Qué hay de la carne cruda, los dibujos, el tablero y la sangre esparcida? Ella solía buscar carne cruda (la que esparcía por doquier) para alimentar a los ratones que habitaban en ese sótano, el tablero no era de Charlie, Charlie, ella intentaba hacer una cruz de palitos para colgarla en cualquier lugar, pues en sus tiempos fue muy religiosa, así que tenía dibujado bocetos de cómo hacer su proyecto. ¿La carta?, ese papel solo tenía una sonrisa dibujada, al parecer estaba feliz. ¡Ay! Mi ancianita, no había reparado en lo tan buena que era, y yo asustándome de ella todo el tiempo. Ahora está en el hospital, sus convulsiones la llevaron hasta allí y nosotros, mi familia, sabemos que su hora está cerca, y esperamos a que ocurra lo que es tan evidente.
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El sótano de la pobre abuela (Cuento corto)
AdventureUn cuento demasiado corto que te inquietará y te darán ganas de salir corriendo de casa. llegará tu madre a preguntar ¿Qué está pasando aquí? pero no sabrás qué responder. Si te gustan las historias de intriga, esta es para ti, aunque al final, le d...