Tʀᴏᴍᴏᴋʀᴀᴛɪ́ᴀ

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                     «terror»
Hoseok despertó desnudo sobre la cama negra, con un dolor terrible en su vientre y espalda baja; sus piernas estaban débiles.
Pero la cama estaba acompañada por nada más y nada menos que Kim Seokjin.
Lo primero qué pasó por su cabeza fue: "¿¡Perdí mi virginidad con este hombre tan jodidamente hermoso, y no lo recuerdo?!"
Mientras la parte más consciente de la situación pensó que su celo había salido de su control. Miró el reloj que había al lado, a penas serían las 7 de la mañana; sería mejor dejar descansar al alfa.
Estaba por levantarse cuando la mano del pelinegro le tomó por la cintura y lo pegó a él, llenando sus fosas nasales de el mango tan apasionado del mayor.
—No abandones a papi si el no lo ordena.
Hoseok se sintió cohibido de repente, con la respiración azotando su nuca y sus cuerpos pegados en un abrazo fuerte, que acentuaba el dolor en su espalda baja.
—Lo ví durmiendo tan bien que pensaba dejarle descansar, señor.
—No te molestes, dormirás aquí mientras pasa tu celo, mi delicioso pastel.
Ok, debía admitir que ese no fue un cumplido tan agradable, pero no del todo desviado, ya que, literalmente, el omega tenía una esencia a vainilla pura.
—¿Durmió bien?
El alfa besó su nuca y luego se posicionó sobre el, besando con fiereza sus belfos rosados, gruñendo al sentir su propia erección presentándose.
—Si no hubieras intentado marcharte, habría sido un sueño alucinante. Solo podrías preguntarme a la próxima si puedes salir.
Hoseok miró aquellos ojos café clavarse en los suyos con reclamo y superioridad; con deseo y desaprobación hacia su comportamiento.
—No volveré a hacerlo.. no quiero molestarlo.
—Oh, vamos, me gusta que me hablen y me obedezcan. Sobre todo lo último. Así que sé un buen chico y déjame hacerte mío un vez más.
Hoseok se sintió encantado de algún modo por tales palabras, y a pesar del dolor abrió sus piernas y besó al mayor, sintiendo su marca escocer gracias a las hormonas sexuales que necesitaban salir.
Seokjin le sentó en la cama y se deshizo de la bata que el menor portaba, recorriendo con sus labios su torso dejando marcas. Le miró mientras se relamía los labios y le indicó con los ojos su creciente erección.
—Hoseok, tengo un delicado problema dentro de mis bóxers, y solo tú puedes resolverlo.
—¡Sí puedo hacerlo!
Antes de que Hoseok bajara de sus piernas para ponerse de rodillas en el suelo, Seokjin levantó su rostro halando de sus hebras capilares, haciéndolo mirarlo a la cara.
—Cada vez que yo te hable, no te referirás a mí como señor, seokjin o alfa, soy papi para tí.
—¿En la oficina también..?
Jin sonrió, acariciando sus cabellos.
—En la oficina sí soy alfa. Me disculpo por el error.
Hoseok sonrió, su lobo interior se retorcía de felicidad catastrófica por haber provocado esa sonrisa tan maravillosa.
—No me hagas esperar.
—¡Entendido, papi!

El omega bajó el resorte de los bóxers delicadamente y miró el trozo de carne rosado entre sus manos, grande y marcado. Depilado, por lo que veía. ¡Cuánto detalle!
Procedió a masturbarlo delicadamente con su mano derecha, mientras que con la izquierda recorría sus testículos en una especie de masaje estimulante. Seokjin echó su cabeza hacía atrás por la excitación que se abría paso ante tal toque. Diablos, ni su secretaria era tan buena en eso. Gruñó cuando sintió por fin la cavidad bucal del pelinaranja introducir su falo, con sutiles lamidas por la extensión y succiones constantes, como si fuera su paleta favorita.
—Oh, mi zorrita está haciendo muy feliz a papi ahora.
Acarició sus cabellos y sonrió a su dirección, emitiendo gruñidos a la par que tomaba un mechón para empezar a dar estocadas en busca de más profundidad.
—Mhm, sigue, estás haciéndolo muy bien, pequeño.
Su mano se cernió más fuerte en su cabello, ahora alejándolo de aquella zona para recostarlo e introducirse en su cavidad anal con fuerza, moviendo sus caderas a un ritmo rápido y profundo, exhalando con lentitud. El cuerpo del omega saltaba con las piernas en alto, su interior siendo llenado y vaciado por segundos se sentía tan extrañamente bien, que pensó solo en ese vaivén, dejándose llevar por el extasis que provocaban las dos esencias fusionadas.
Hoseok sintió su orgasmo aproximarse, abriendo su boca para articular palabra cuando el alfa simplemente salió y volvió a golpetear agresivamente su boca con su pene, recibiendo así la salada semilla del mayor (sabor que debía acostumbrar a probar).
Hoseok con lengua de fuera fue besado nuevamente, y gentilmente recostado en la cama.
Sus ganas de correrse habían salido corriendo por el brusco movimiento del mayor.
—I-iba a correrme..
—Hoseok, no seas egoísta con papi. Recuerda que si no me corro primero, tú no puedes hacerlo.
Su lobo interior estaba insatisfecho y gruñía, más debía abstenerse a hacer comentarios o refutar a su dueño.
—Lo siento.
Jin le besó los labios y sonrió, dirigiéndose al baño para darse una ducha.
—Puedes ir a asearte y alistarte, te veo en la oficina, Hoseokie~
—Hasta pronto, papi.
Salió de la habitación con las piernas flaqueando y su corazón amenazando con salir de su pecho. No importaba cuan brusco fue con su cuerpo o con sus ofensivos apodos; Seokjin le deseaba, sólo a él.
...O eso pensaba.
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Jimin y Jungkook se mostraron sorprendidos cuando Hoseok con cara de dolor trastabillaba al entrar en la habitación, recordándoles un potrillo recién nacido.
—¡Hyung!, ¿está usted bien?
El pelinaranja asintió, sonriendo mientras lo sentaban en la cama.
—Seokjin casi me parte en dos. No saben lo feliz que soy de.. haber sido quien provocaba su desespero sexual.
Jimin acarició sus cabellos, ayudando al mayor a vestirse con un vestido rojo brilloso.
—Los alfas nos quieren en la oficina elegantes, saldremos con ellos hacía la compañía y luego a comer.
—¡Suena genial!, ese vestido azul resalta tus cabellos, te ves hermoso Jiminie.
—Usted también, Hobi-hyung. ¿Le ayudo a delinearse?
—Si no es molestia..
La conversación dejó de tener importancia para Jungkook, que usaba un vestido negro y un choker negro también, a la par que realzaba su delineado y aplicaba sombras tenues.
Pasaría todo el día con Taehyung, y eso le aterraba bastante; incluso su lobo se negaba a ir, pero, no podían desobedecer a un alfa, menos a su dueño.
—¡Jungkook!, debemos irnos.
—A-ah, sí, ya voy..
Se miró en el espejo una vez más; él podía soportarlo.

𝔹𝕒𝕛𝕠 𝕥𝕦 𝕞𝕒𝕟𝕕𝕒𝕥𝕠 [𝙾𝚖𝚎𝚐𝚊𝚟𝚎𝚛𝚜𝚎] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora