Primera Fase: Que Más Da

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Llegas a tu cuarto tiras la mochila al suelo, cierras de un portazo, lanzas a volar tus zapatos por la habitacion que es oscura y con una triste iluminación, no tan oscura como para no poder ver pero tan oscura para entrar y sentir un ambiente pesado y crudo; pero te tiras en la cama y pues lloras, lloras, lloras y lloras por horas pero no es un llanto nuevo, es un llanto profundo y que lleva tiempo queriendo salir, es un llanto que quema tan suavemente que puedes seguirlo haciendo sin sentir que realmente importe.
Nuestro primer personaje vive este pequeño infierno al que la gente le llama pues su vida, la gente que lo conoce suele llamarlo Percy claro que... realmente nadie lo conoce así que Percibal está bien, tiene 19 años vive en un pequeño departamento en Nueva York con su madre que pues realmente no sabe lo que le pasa, pero ya hablaremos de este otro desastre después.
El asiste a la universidad como su madre desea que sea, pero bueno ahora que conocen a nuestro protagonista damos marcha con esta fasetica y probablemente desesperante historia.
Percy limpia de sus mejillas las lágrimas y luego limpia su cara con su sudadera verde militar que tanto le gusta usar, debe ser algo por lo que tal vez nadie ponga preocupación, pero es bueno saber que le tienes apego a algo, se levanta quita su cabello de la cara; está algo crecido, parece que ya no le importa un carajo su cabello,
se tira al suelo y con las llemas de sus dedos arrastra sobre la alfombra rogosa su mano, se queda inmóvil y mira al techo, el abanico gira lentamente sin hacer nada de aire, se queda ahí sólo existiendo, siendo parte del universo, todo está en silencio, absolutamente todo, casi puede escuchar la agitación de su corazón por el llanto.
Suena la perilla de la entrada del departamento y él se levanta bruscamente, se limpia la cara y enciende la luz amarilla que le da una iluminación terrible al cuarto, su madre entra con una expresión que el ya conoce es la expresión de un mal día pero ¿cuando hay días buenos?, ella trata de sonreír naturalmente; pero falla.
-Hola- dice ella con su peculiar y fallida sonrisa.
-Hola...- contesta el tratando de que su madre no se percatara que llevaba toda la tarde llorando- ¿como te fue en el trabajo?.
-... Bien supongo, creo que las cosas van a...- se para derrepente y su sonrisa se convierte en tristeza.
-Se que no es cierto- contesta el tratando de señalar lo obvio.
-Supongo que no pero es lo que hay- dice ella tratando de contenerse.
-Si... sólo ve a descansar- dice el con una lagrima retenida en su ojo -te llevaré el té a tu cuarto.
-Gracias se que es estamos pasando por un momento du...- menciona ella pero es interrumpida.
-si, si lo sé, sólo ve a acostarte- dice el derrepente interrumpiendo.
Ella se va y el se queda sólo otra vez, sólo como siempre lo ha estado.
Que más da, si él sabe perfectamente como es la situación diaria, que más da, sabe que nada va a cambiar, se da la vuelta y se agacha para recoger sus sandalias y despues se sienta en la alfombra para colocarselas.
Con una expresión de medio muerto llega a la cocina, abre la alacena y toma dos tazas, abre un cajón y saca una pequeña tetera para hervir agua.
Prende la estufa y sirve el agua hasta llenar la tetera, la pone sobre el fuego y la tapa.
Da un largo y estresante suspiro, como si desesperadamente estuviera esperando a que algo sucediera, se detiene a pensar en que habría hecho mal para que a él un triste é inocente joven de Nueva York le estuviera pasando toda esta mierda.
El agua en la tetera empieza a hervir, rapidamente Percibal toma la tetera del mango y sirvio el agua caliente en las tazas en las que anteriormente el chico habia colocado las bolsas de té.
Se dirige hacia el cuarto con las tazas en mano y empuja la puerta del cuarto de su madre que estaba entre abierta.
-Aquí esta tu té- dice colocando la taza de su madre en un buró junto a la cama.
Su madre estaba dormida.
Claro que debia pasar ella llego cansada y frustrada, el chico cubrió a su madre con una frasada y salió del cuarto cerrando con cuidado la puerta.
Se dirigió a la sala y se bebió su té mientras cubierto con una manta gris de lana miraba por la ventana.
Se relajó y empezó a dejar de sentirse tan miserable, se acostó y ahi mismo el joven Percy se quedó dormido profundamente...

Windy Days Are Bad DaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora