Linaje: La venganza de Mordred

Salve al rey... Ah espera, ¿que le he chafado el momento?

Cosa del destino era en que llegáramos dentro de la gran ciudad, en cuanto la puerta se abrió a pares ya que todos poseíamos nuestras formas mágicas e demoniacas, salimos del vagón el cuál habiamos tardado demasiado en llegar al reino. En cuanto salimos los cinco de la vagoneta sin saber nada Blue se desvaneció hasta que pocos segundos pude ver en la mano de Nightmare un anillo azul con una calavera comprendí el significado de ello. Si no recordaba mal, Blue, conocía a Fang Red de una forma muy poco singular a la que una persona reaccionaria al ver una espada demoníaca parlante, sus palabras me dejo una pequeña niebla de hipótesis de que el también fuera una de esas armas creadas hace ciento y pico años. Levante la mirada para luego ver la gran ciudadela, con el camino totalmente recto hacía mi objetivo, el palacio real, como lo ególatra que tenía que ser la familia Draic y el rey idiota de Acro, constituía de un gran monasterio protegido con una enorme muralla llena de guardias. La protección era normal, pero tenía un cierto palpito en el pecho que me decía continuamente que llegaría a tiempo, y acabaría esto rápido. El único problema era la localización de Mordred al que exactamente quería verle muerto, segundos posteriores a que caminábamos por las calles guiándonos con tan solo la intuición, pude observar a lo largo de los caminos a los fomores que vivían con total normalidad. Exteriormente hablando fuera de la superficie, estos se comportaban como seres humanos aunque su descendencia demoníaca era demasiado visible con solo mirarlos. Aunque fuera golpe muy fuerte de tipo de cultura, tecnológica, socialización etc, no me olvidaba los breves días que viví en Avalon, habían vivido demasiado tiempo en plena soberanía de una monarquía desarmada. Reprimir mis sentimientos fuero fáciles para continuar con mis cometidos según mi plan, antes de que los chicos se percataran de mi pequeña ausencia use la Umbrakinesis para dirigirme rápidamente a los puertos. Supusiendo que no se diera cuenta de que le hubiera puesto a Nina por debajo del talón de su bota un localizador, tan solo fue en cuestión de segundos en planear todo.

Cada segundo que desvanecía y aparecía coloque rápidamente los C4 en los lugares menos inhóspitos para que los fomores no accedieran a los explosivos. Los coloque por dentro del navío entre las millones de cargas explosivas que poseían osea en el polvorín que usaban para los cañones, de forma que dejaba las cargas ocultas tuve que apañarlas para dejar a algún fomore inconsciente con mis fuertes puñetazos para posteriormente dejarlos en una de las incontables habitaciones que habían para qué imaginaran que fuese un sueño lo ocurrido. Fueron una cargas por cada barco que cruzaba, la cosa era que deje sin ninguna carga a la «Santa Esmeralda» ya que utilizaría a Rouge para que nos llevará lejos, sobretodo con todo lo que había echo, si, la incluía también en el plantel de todo el caos generado en Inglaterra. No había perdón. Sobretodo de ver a los humanos, esclavizados usados como simples obreros, a las mujeres como putas a las cuales las golpeaban, las torturaban, las cosas inimaginables que les hacían. Sobre caminando los tejados de las viviendas seguí la señal del localizar de Nina, me pare frente a una especie de burdel, en donde pude presenciar una posible violación, el fomore que consistia de un noble por sus vestiduras, piel morada y tatuajes negros por la cara, la mujer humana poseía un vestido muy antiguo de falda renacentista de color verde, sufría muchas lesiones en la cara y los brazos. Pocos minutos fueron en que mi ira explotara, pero antes de que descendiera mi mano vengadora, otro fomore de extraños atuendos con estilo steampunk no pudo evitar las ganas de echarle las cuarenta a aquel fomore. Con un simple bastón armado se las apaño fácilmente para liberar al otro demonio de la mujer atrapando la tráquea con la larga e sofisticada empuñadura. Posteriormente de que pudiera escuchar la amenaza en fomore se formo un golpe seco al noble en la cara del bastón. En cuanto vi aquello ya sabía que estaría a salvo aquella mujer lo cual proseguí a seguir a mis compañeros hasta conseguir dar con ellos, segundos de que los adelantara descendí de un salto edificio abajo cayendo de pie y sin daños. Curiosamente en cuanto me acerqué a estos seguían a un especie de guía, vamos un oficial fomore que había venido detrás nuestra, con suerte este hablaba en un inglés muy bien fluido.