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Narrador.

Hoy falta un día para las vacaciones de Semana Santa, y Sandra y Lucía viven con emocíon estos días ya que son muy cofrades. Como cada día, llegan a las 3 del instituto, pero al llegar a casa hay algo extraño, los coches de sus padres están en la puerta de casa, cosa muy rara ya que a esas horas suelen estar en el trabajo, y al entrar algo les hace un nudo en la garganta.

Narra Sandra.

Hoy, llegamos a casa como cada día, pero hoy mucho más contentas porque faltaba poco para nuestra ansiada Semana Santa, esa que mi hermana y yo esperamos con ganas los 365 días del año.

Pero, hoy en la puerta de casa estaban los coches de nuestros padres, algo que a mi hermana Lucía y a mi nos extrañó mucho ya que a estas horas suelen estar trabajando.

-Hostia Lucía, ¿esos no son los coches de papá y mamá?

-Sí tía, corre, que a mí esto me da muy mala espina.- Respondió mi hermana, mientras se colocaba bien la mochila para hechar a correr

Al abrir la puerta, nos encontramos lo que nunca esperaría encontrarme en mi casa. Todo estaba vacío, no había ni un cuadro en la pared, corrimos hacia la cocina, donde estaban nuestros padres esperándonos, con una expresión muy seria.

Mi hermana y yo nos miramos, atemorizadas, hasta que Lucía se atrevió a hablar, con un hilo de voz.

-Papá, mamá... ¿Que.. que pasa?

A mi madre empezaron a caerle las primeras lágrimas por las mejillas, así que mi padre se aventuró a contárnoslo todo.

-Vuestra abuela María, la de Mairena, ha caído gravemente enferma y tiene que depender de alguien en su día a día, ya que nosotros somos los que estamos mas cerca de allí, no nos queda otra opción que mudarnos a Mairena hasta que tu abuela mejore, pero no os preocupéis, nunca os vendrá mal un cambio de aires, además, gracias a Dios vosotras no tenéis problema ninguno en hacer nuevos amigos, así que ir haciendo la maleta, que nos mudamos justo el Viernes de Dolores.- Dijo, acabando su explicación con la voz entrecortada.

-Oh Dios, no puede ser...- exclamó mi hermana, mientras subía las escaleras corriendo, entre sollozos.

De inmediato comprendí la expresión de mi hermana, y, aunque estaba aterrorizada por lo que le pudiera ocurrir a mi abuela, me apené el doble por mi hermana, no sabía lo que nos esperaba en ese pueblo, Mairena del Aljarafe.

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⏰ Última actualización: Dec 10, 2014 ⏰

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