Uno: Mejillas Carmesí

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Eran cerca de las diez de la noche y el bar Stigma estaba algo atestado para estas horas

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Eran cerca de las diez de la noche y el bar Stigma estaba algo atestado para estas horas. La mayoría de los clientes estaban bien hundidos en alcohol, pero a pesar de ello, seguían disfrutando de la forma en que Taehyung tocaba su amado saxofón.

La sinfonía salía con pasión, sintiendo su sucia alma en armonía con los sonidos familiares, contando una historia solo con el sonido de su instrumento. Todo yendo en la armonía que sus dedos dirigían, en cuánta presión ejercía y cuánto aire expulsaba. Todo bajo su control y dominio, así como le gustaba.

Algún largo tiempo atrás, cuando tenía unos diecisiete años, un saxofón que había robado había sido una forma de distraerse de muchos de sus problemas. Era difícil para su familia vivir su país natal, pues, no solo habían sido muy pobres y llenos de deudas en Corea, sino que, al buscar un mejor futuro en Estados Unidos, acabaron siendo aún más desdichados. Había tenido que trabajar por día y noche en su niñez, y no se le había permitido siquiera tener educación.

Todo esto lo afectó en algún sentido una vez que escapó de su casa para vivir a su manera, sin reglas que seguir que le imposibilitaban dejar su mente volar a los recónditos sitios morbosos.

A diferencia de sus padres, a quienes se les había hecho más complicado, sabía inglés y moverse bien entre los barrios más bajos de Nueva Orleans, especialmente en la calle en la que se encontraba el club: Bourbon Street. Lleno de clubes de prostitutas y estafadores, era la epítome de lo oscuro dentro del Barrio Francés, que estaba lleno de edificios con ese toque romántico que daba la arquitectura francesa mezclada con la española. Era simplemente su lugar.

Él había sido un adolescente bastante problemático; se había mezclado con todo lo malo del lugar, y se había convertido en un drogadicto y un ladrón muy temprano. Se sentía como el rey del mundo cuando hacía todo lo que las demás personas calificaban como lo incorrecto, cuando dañaba a otros de alguna u otra forma. Como un dios.

Robar y drogarse habían quedado atrás, pero a raíz de esto, su mente dio un gran salto hacía otro nivel de inmoralidad. Años después, era un asesino que aterrorizaba Nueva Orleans, atacando sin escrúpulos. No se creía humano, y era tan manipulador y calculador, que causaba escalofríos. Sabía que nadie iba a atraparlo, pues la policía era demasiado incompetente, y él era tan listo como lo puede ser un hombre que creció en las calles más problemáticas.

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⏰ Última actualización: Jun 30, 2022 ⏰

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