cuatro

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03 de octubre, 2018.

— ¿Vas a dejar de verme? —cuestionó con una ceja alzada, su cabello estaba pegado a su frente por culpa del agua que le caía encima en la regadera de aquella casa jodida y desordenada. Luke siempre lograba retornar a ese lugar, desafiando a sus padres e ignorando a algunos que solían mostrar disgusto hacia él.

Luke miró con detenimiento a la fémina que tenía enfrente y sonrió de lado al notar cómo esta cubría sus pechos con sus manos mientras disfrutaba del chorro de agua cayéndole encima. El cabello rosado fluorescente de ella estaba peinado hacia atrás y el delineador de sus ojos estaba totalmente corrido.

—Layla, deja de verme, tu mirada me perturba —habló el rubio, apartando los mechones casi oscuros de su frente, era un alivio que la tintura ya se estuviese saliendo. La chica teñida solamente sonrió, mostrando el piercing sobre sus dientes.

—Si fuese Ginna no te molestaría que te viese, ¿o sí? —mofó ella, soltando una risa. Quizá ambos estaban demasiado drogados como para entender por qué habían terminado metidos en la ducha, con la mitad de la ropa puesta—. Puedo pretender ser Ginna.

Luke frunció su ceño, pero no le dijo nada porque Layla rompió el espacio que tenían, descubrió sus pechos, provocando que la mirada de él fuese a ellos, pero enseguida le miró al rostro, con algo de dificultad por culpa del chorro de agua.

—Puedes decirme Ginna —murmuró la teñida mientras chocaba su torso desnudo al de él y llevaba ambas manos a su rostro para acercarlo al de ella. Sus labios se rosaron por unos segundos.

—Estás enferma —espetó divertido Luke, apartándose automáticamente de ella. La chica retrocedió hacia la esquina del pequeño baño y volvió a cubrir sus pechos, soltando una risa.

La puerta se abrió de golpe, dejando a la vista a la pelinegra con una cara asustada por tremenda escena que tenía al frente. Por supuesto que los otros dos no se habían tomado la molestia de ponerle seguro a la puerta, mucho menos de correr la cortina de la ducha para taparse.

—Hola, Ginna —saludó Layla con una sonrisa traviesa mientras alzaba una de sus manos en saludo, inevitablemente uno de sus pechos quedó a la vista.

Luke apretó sus labios y recostó su cabeza en las baldosas del baño, haciendo contacto visual con la pelinegra.

—En la próxima enllaven —bufó Ginna seguida de tomar el peine sobre el lavabo y salir, cerrando la puerta con fuerza detrás de ella.

—Qué boba, ¿Qué cabello va a peinar si ni tiene?

Luke trató de mirar fijamente a Layla ante ese comentario y frunció su ceño.

—Al menos no luce como la niña de Lazy Town —contraatacó el rubio, con una sonrisa socarrona sobre sus labios. Layla le vio dolida, pero ese sentimiento se fue tan rápido a como ella trepó sobre él para unir sus labios en beso necesitado.






rascal | lrh [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora