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Minseok caminaba por los estrechos pasillos de la escuela, buscaba rápidamente a su mejor amigo Jaeseok, de quien estaba enamorado desde hace ya 1 año.

Ese día en especial, estaba decidido a confesarle los sentimientos que llevaba guardados. Tenía todo preparado, incluso llegó temprano, cosa que normalmente le costaba hacer.

Minseok no era el mejor creando planes cuando se trataba de amor. Pues aún recuerda el día que se confesó hacia un amigo suyo en pleno examen de matemáticas, ganándose un regaño del profesor y un rechazo que fue olvidando con el tiempo.

Esta vez, estaba apresurado más que todas esas veces que quiso confesarse al mayor, pues ahora sentía que no podría ocultarlo.

Jaeyoung últimamente se pegaba más a él, lo acompañaba hasta la puerta de su casa cuando salían de la escuela, incluso llegó a atraparlo viéndolo, provocando sonrojos en el menor. Debía decirlo antes de que sospechara.

La primera clase les tocaba juntos por lo que decidió esperarlo sentado en su lugar. Miró cuanto tiempo había pasado desde que entró al salón—casi 5 minutos—, pero no fue necesario ya que su mejor amigo había llegado.

Jaeyoung al entrar al salón buscó con la mirada a Minseok y al verlo lo saludó agitando su mano mientras que le sonreía. El más pequeño sintió que podría derretirse si se seguían mirando de aquella forma. Jaeyoung se dirigió hacia Minseok y lo abrazó muy fuerte, a lo que este no pudo aguantar a decírselo.

—Jae...

—Mande, pequeño.

—...

Lo había olvidado, no sabía que era lo que quería decirle con tanta emoción, que se fue haciendo menor por ni siquiera saber el por qué se sentía así.

—Creo que lo olvidé. —Minseok deshizo el abrazo y se sentó en su lugar, tratando de recordar que debía hacer.

—Rayos, siempre me dejas confundido. —Jaeyoung también se sentó al tiempo en el que el profesor llegaba.

En toda la clase, Minseok no comprendió nada, su mente estaba en blanco, tenía apuntes pero no recordaba haberlos escrito. Al mismo tiempo que Jaeyoung miraba desde atrás como el menor se estrasaba cada 5 minutos.

—Laun, ¿estás bien? —Jaeyoung llamó a Minseok con uno de los apodos que más le gustaban al menor.

—¿Qué pasó, Jaeyoung hyung? —El menor volteó tranquilamente a pesar de que hace unos segundos estaba teniendo un colapse mental.

—¿Estás bien? Pareces un poco nervioso.

—Oh, estoy bien, solo que no sé por qué estoy un poco extraño, no puedo concentrarme.

—¿Tal vez quieras decir algo que no puedes? Como hace un rato.

—Si, sé que tenía algo que decirte, pero, ¡en verdad no lo recuerdo!

En verdad te gusta dejarme con dudas casi todo el tiempo.

—Perdón hyung, siento que era algo importante.

—Qué tal si en el almuerzo subimos a la azotea, bueno, solo para aclarar tus ideas —Jaeyoung revolvió cariñosamente el cabello del menor—, ¿quieres?

—Suena bien.

En la hora del almuerzo, Minseok salió directamente al baño. Jaeyoung pensó que se adelantaría a la azotea, así que se dirigió a esta.

Por otro lado, el menor ya se encontraba fuera del baño, buscando en su alrededor a su mejor amigo. Se encontraba confundido, pues no recordaba si en toda la mañana lo había llegado a ver o no.

Minseok comenzó a caminar sin rumbo, deteniéndose justamente en el pasillo que conducía hasta la abandonada azotea de la escuela. Tuvo un presentimiento al estar ahí, por lo que decidió ir hasta esta. Por su parte Jaeyoung estaba un poco desesperado porque el menor no llegaba.

Los dos se sorprendieron al verse el uno al otro. Minseok no entendía por qué su mejor amigo estaba en la azotea y el mayor más que asombro, ahora sentía tranquilidad al poder ver a su dongsaeng favorito.

Minseok tenía muchas ganas de correr hacia Jaeyoung y abrazarlo, de manera que pudiera sentir cuánto lo amaba, pero sólo se limitó a preguntar:

—Wyatt, ¿qué haces aqui?

—Espera un momento, ya habíamos hablado de que no me llamarías con mi apodo de rapero-pandillero. —Jaeyoung pasó de un estado tranquilo a uno alterado.

—Perdón, me gusta cuando te enojas, me haces reír.

—Bueno, —dijo—: pero respecto a tu pregunta, yo te invité aquí y casi me dejas plantado, pequeño mocoso.

—No recuedo ni siquiera haber hablado contigo en la mañana.

—¿Qué? ¿Otra vez olvidando todo? —El mayor se sorprendió al escuchar aquello—. Vaya, y se suponía que veníamos aquí a aclarar tus ideas. —Jaeyoung hizo una mueca y siguió—. Qué remedio, supongo que volveré a quedarme con las ganas de saberlo. —El mayor se dispuso a caminar hacia el próximo salón, pero fue interrumpido.

—¿Saber qué? —El menor se volteó para poder ver al mayor y este hizo lo mismo.

—Ni siquiera yo sé de qué se trata aquello que querías decirme, incluso ayer me enviaste un mensaje diciéndome que necesitabas decirme algo importante. —Jaeyoung se acercó al menor y le dijo—: ¿Qué es eso que quieres decirme, Laun?

—Perdón, lo olvidé. —Minseok miró a los ojos del mayor, intentando recordar aquellas cosas que quería decirle en algún momento, como lo lindo que era últimamente con él, lo bien que rapeaba en las calles o lo que le hacía sentir cada vez que lo miraba directamente a los ojos.

Habían tantas cosas, pero sabía que era algo más, algo que no podía recordar.

—¿Quieres que te ayude a recordarlo? —Minseok sintió que Jaeyoung se acercó un poco más a él.

—No sé cómo podrías... —Jaeyoung lo besó.

Juntó sus labios sin previo aviso, lo envolvió en un cálido abrazo al rodear su casi cintura con sus brazos y así poder darle el mejor beso que nunca hubiera tenido.

—Jaeyoung, me gustas.




¡Perdón, lo olvidé!                    『 JaeSeok 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora