Intento de una historia de amor

Te extraño.

"Esto me duele: "No te quedas, y tampoco te vas". "— Rodrigo Blanco.

Es que hasta estando contigo te sentía lejos, no podía tenerte siempre. Con una sonrisa me ganabas, siempre ganabas. Yo daba todo y tu apenas podía comprender lo que pasaba. Me gustaba que me recibieras con esos ojos cómplices y sonrisas, pero no siempre fue así.

Esos días, como los odiaba. Esos donde mis ojos no te encontraban... Donde ibas mas lejos que cualquier cosa. Solo recuerdo verte sumergir en tus pensamientos, en tu mundo y no me invitabas alli. — ¿Te pasa algo? — . pregunté. Sonreía como si supiera algo más, siempre como si todo estuviera bien. — No me sucede nada — . fulminándome con su sonrisa. Le creí quizá. Pero siempre mentía. Con sus ojos o sus palabras. Mentía constantemente.

Pasaba el tiempo y mis celos aumentaban, me quemaba las entrañas el solo hecho de verle con otras personas, regalando sus sonrisas, sus abrazos, sus caricias... Yo solo los quería para mi... No podía soportar no tenerle. Yo podía asegurar que me amaba, pero entonces...¿Por que me hacia esto?  ¿por que me torturaba así? Sus juegos estaban volviéndome loca, necesitaba su compañía y la regalaba a alguien mas. Así sin más. Luego vinieron esas incomodas palabras: — Estas actuando extraño —. Su mirada era severa. — No lo estoy —. Le  dije igual de severa. —¿Es por mi? —. Dijo acercándose un poco mas. Podía sentir el vapor en mis mejillas y mi pecho a punto de reventar. Quería solamente decirle un gran ¡Si! Y acabar con toda esa frustración de una buena vez, pero ahí me encontraba yo; cobarde y pérdida en su mirada. — Es solo que estoy cansada —. Contesté evitando sus ojos. Parecía no creerme demasiado. Podía ver dentro de mi y no se como lo hacia, pero le resultaba muy bien.

Las semanas eran extrañas para mi, una montaña rusa de emociones constantes. Sus acciones me definían, fácilmente me dejaban despierta en las noches.

Me encontraba llorando por la madrugada sintiendo el castigo de quererle, de extrañar sus besos, sus caricias, estaba torturándome de nuevo. Y no entendía porque lo hacia. Solo deseaba que eso terminara, lo mas pronto posible.

Si le pudiera cobrar el tiempo en vela, se que jamas podría pagármelo. A pesar del dolor, siempre sabía arreglarlo, arreglarme. Con su presencia las lágrimas se iban, pero no bastaba que diera un paso fuera de su casa para que volvieran.

Tenía tanto que decirte pero, las palabras se aferraban a mi garganta, huían de ti. No podía soportar esa situación de tenerte y no tenerte al mismo tiempo. Quería darle un fin... Esperaba tener el valor de hacerlo.