𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏.

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Normalmente soy muy pajero como para levantarme un domingo por la mañana, estaba muy cansado ya que ayer había llegado de mis "vacaciones", pero ya había quedado con unos amigos para ir por unos completos a la plaza.

Era bastante abrumador pensar que este sería nuestro ultimo año juntos, después de cuatro años dónde lo único que aprendí fue a tomar y despertar sin caña, Julián y Pato eran mis mejores amigos.

Me senté a esperar a los cabros en una banca de la plaza, ya era costumbre esperarlos, siempre llegaban atrasados a todos lados, pero pensé que esta vez sería la excepción. de pronto sentí una palmada en mi espalda y rápidamente me di vuelta.

—!Oye mierda!, ten más cuidado, si no te voy a reventar a combos la trompa por pasao'.—le dije a Pato para después pegarle un combo en su brazo—.

—Uy, desde cuando te pusiste tan sentimental po hueón.—murmuró el mientras se sentaba a mí lado.—

—No sé, lo que pasa es que me pongo tonto cuando tengo hambre, vo sabí que mí mamá no me deja comer chatarra y la wea.—le dije mirándolo de reojo.—

—Si, pero un completito no le hace mal a nadie po.—dijo él cuando apuntando hacia la otra esquina.—Mira, ahí viene tú bueno, el saco de bolas del Julián.

Julian se aproximaba con su larga cabellera y unos cuantos pelos en su mentón, que descaradamente el llamaba "barba".

—Wena po pelucón culiao.—Dijo Pato dándole un afectuoso abrazo al pelucón.—

—Buena hermano, ¿todo bem?.—pregunté mientras chocábamos puños a modo de saludo.—

—Si hermano, todo bien. Que paja mañana a clase hueón.—murmuró el pelucón mientras se sentaba a mi lado derecho.—

—Bueno po cabros, a lo que vinimos, pasen su luca pa ir a comprar al carrito.—comentó Pato sacando una luca desde su bolsillo.—

Caminamos hasta el carrito que se encontraba en el sector sur de la plaza, lo malo era que en ese sector siempre se aglomeraban los chicos y chicas que estaban por ingresar a primero medio. A Pato y Julián le gustaba pasar por ahí para creerse "minos", todos los años hacían lo mismo, y la verdad no los entendía ya que esos dos tontos tenían mina desde segundo medio.

—Hola, dos completos sin palta, solo con tomate y mayo, ¿Verdad Julián?.—preguntó Pato mirando a Julián, para después pagarle a la señora que atendía  el carrito.—

Resulta que este par de de tontos no toleraban la palta. HUEÓN LA PALTA ES LO MÁS RICO DEL MUNDO COMO CRESTA NO LES PUEDE GUSTAR, era lo que siempre les decía para que recapacitaran acerca de su postura.

—A mí me vende uno Italiano porfa.—Le dije cancelándole los mil pesos a la señora, mientras veía como los chicos ya estaban caminando hasta una de las áreas verdes de la plaza.—

La señora se demoró como 10 minutos en hacer mi completo, Julián y Pato me habían dejado solo, así que una vez me dieron mi completo comencé a buscarlos rápidamente con mi completito a mano. Esa parte de la plaza estaba lleno de chicos recién salidos de básica, los miré de reojo, tenía cara de poco amigos, así que me aprovechaba un poco de eso, cuando de pronto la vi, con esos ojos, ese cabello, y esa sonrisa que fulminó mi corazón. Perdí mi mirada totalmente en esa chica, pestañeé para ver si lo que veía era real o no, pero algo salió mal, de pronto mi completo se resbaló de mis mano y cayó en el suelo desarmándose abruptamente.

Rojo de vergüenza miré a la chica nuevamente, estaba literalmente muerta de la risa, se estaba burlando de mí, y para más vergüenza era la primera vez que una chica se daba cuenta de mí existencia, ese día conocí a la Vale, la chica que cambió mi vida.

¿Su completito?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora