Invitación

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Richie, que tenía dinero (y a quien no le gustaba ir al cine solo), propuso:
—Yo pago las entradas. Puedes devolvérmelo después.
—¿Sí? ¿De veras?
—Seguro —exclamó Richie—. ¿Por qué no?
—¡De acuerdo! —aceptó Ben, feliz—. ¡Oh, será grandioso! ¡Dos películas de terror! ¿Una es de hombres lobo?
—Sí.
—¡Guau! ¡Me encantan las películas de hombres lobo!
—Bueno, no te vayas a mojar los pantalones.

Beep-Beep, Richie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora