Cigarrillos

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—Tengo cigarrillos —dijo Richie—. ¿Les apetece?
Sacó el arrugado paquete blanco y rojo de sus pantalones y lo pasó. Eddie lo rechazó pensando en lo que podía hacer un cigarrillo a su asma. Stan también se rehusó. Bill tomó uno y Ben lo imitó, tras un instante de vacilación. Richie sacó un librillo de cerillas y encendió primero el de Ben y luego el de Bill. Estaba a punto de encender el suyo cuando Bill le apagó la cerilla de un soplido.
—Muchas gracias, capullo —dijo Richie.
Bill sonrió, como pidiendo disculpas.
—Tres con un solo fós-fós-fósforo —dijo—. T-t-t-trae ma-mala suerte...
—Mala suerte la de tus padres, cuando tú naciste —replicó Richie.
Y encendió otra cerilla para su cigarrillo. Después se acostó y cruzó los brazos detrás de la cabeza, el cigarrillo entre los dientes.
—El sabor de la la calidad —dijo, repitiendo la propaganda de esa marca. Después giró la cabeza para mirar a Eddie con un guiño—. ¿Verdad, Eds?

IT, libro de Stephen King.

Beep-Beep, Richie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora