En esta ocasión Diana recibe una beca para profundizar sus estudios de medicina. Maestras, familiares y amigas tienen altas expectativas puestas en ella, sin embargo de todas hay una persona especial para ella que no está muy feliz con esta noticia...
Poco a poco Diana abrió las puertas del aula, dió unos paso hacia el interior y pudo ver como el sol de la tarde iluminaba la figura de una mujer de cabellos largos de color castaño y anteojos que dejaban ver el color rubí en aquellos ojos, era ella después de todo. La mujer que un día le había roto el corazón estaba ahí, delante de ella. Sin saber que hacer o decir, letamente se acercó, como impulsada por el mismo viento.
—Akko... -susurró-.
—Di... Diana -dijo con algo de incredulidad y asombro- ¿q-qué... qué ha.. qué haces aquí? tú.. tú no... no deberias... -un dolor en su pecho la obligó a colocar ambas manos sobre este, como tratando de aliviarlo-.
El silencio se apoderó de la sala por unos minutos, hasta que Akko rompió el silencio tratando de disculparse al pasar al lado de Diana, pero ella la detuvo sosteniendo su brazo.
—Espera... -dijo Diana-.
—Por favor... suéltame -contestó Akko-.
—Hablemos un momento, por favor
—Diana... estoy muy ocupada ahora... además tú y yo no tenemos nada de que hablar... -dijo desviando la mirada- ¿qué haces aquí en primer lugar?, creí que vivias en Boston.
—El festival de Samhain... fui invitada como jurado
—Ya veo... «así que... esto era lo que ocultaban las demás» ¿y?... ¿cómo haz estado? -se animó a preguntar-
—No lo sé, supongo que bien... -dijo con una pequeña sonrisa- ¿qué me dices de tí?
—Ya me ves, me volví maestra de la academia, creo... que esta siempre fue mi vocación -dijo con una pequeña sonrisa-
—Te queda muy bien eso de ser maestra
—¿Por qué lo dices?
—Hace un rato me encontré a una de tus estudiantes... creo que se muere por tí
—Ah... Angela, es una buena estudiante, algo tímida y torpe pero una buena niña.
—Supe que le salvaste la vida y ahora te tiene como su ídolo, me hace recordar a...
—Shiny Chariot, lo sé, lo he oido muchas veces de Hanna y las demás -hubo un silencio incomodo- creo... que ya debo irme
—Espera, aún... aún hay mucho que quiero oir de tí
—Diana... me estás lastimando el brazo, suéltame... por favor -dijo casi al borde de las lágrimas-.
—L-Lo siento, no era mi intención
—Fue un gusto volver a verte y saber que estás bien, adiós -dijo Akko, caminando hacia la puerta del aula. Por caprichos que tiene el universo dejó caer el libro de filosofía que utilizaba para sus clases, dejando caer una foto-.
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