porque para gigi y koo no había mejor regalo que mirar las estrellas mientras oían lo-fi.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
⠀₍ gigi + koo! ₎ ┊➥ ࿐ྂ'
Yoongi y Jeongguk no eran especialmente amigos, apenas se hablaban sólo porque Seokjin era conocido de Yoongi y solía llevarlo a salidas que hacían su grupo de amigos. Incluso varias veces, más de uno se preguntaba si Jin salía con Yoongi, puesto que se les veía casi todo el tiempo juntos. Regresando al punto, Yoongi y Jeongguk no tenían mucho en común, ambos siempre estaban en sus cosas y solían ser reservados. Oh, tal vez sí tenían una que otra cosa en común; sin embargo, no por ello, ellos eran cercanos. Cuando Yoongi quería entablar conversación con Jeongguk, él sólo le respondía con monosílabos, directo y sin nada más que decir. Yoongi no hacía otra cosa más para que eso cambiara.
Entonces, la verdadera pregunta era...
¿Cómo es que Jeongguk había caído en esos sentimientos? ¿Cómo es que Yoongi no dejaba de pensar en aquella sonrisa de conejito que solía mostrar en ocasiones el menor del grupo?
Hay veces en las que uno se pregunta cómo es que comenzó algo, pero es tan tácito, tan espontáneo que simplemente no existe un por qué.
Yoongi y Jeongguk la mayoría de veces fueron así, tácitos, estando sin realmente estar. Como susurros que se lleva el viento, como mareas que van y vienen del océano.
Como aquella vez, en que ninguno de los cinco chicos los habían podido encontrar.
Si tan sólo supieran que ellos estaban sumergidos en su destino.
Era el vigésimo sexto cumpleaños de Yoongi. Los chicos habían decidido hacer una de sus tantas juntadas, pero está vez en madrugada. Es decir que del ocho para el nueve de marzo, ellos festejarían el cumpleaños de su amigo, mas no contaban que a eso de las once y media de la noche, Jeongguk se escabullaría en el departamento de Yoongi, yendo antes que todos. Era una fortuna que Yoongi y él vivieran en el mismo piso.
Yoongi y Jeongguk no se conocían, pero esa madrugada lo harían.
— Psst, hyung, —Jeongguk removió a Yoongi quien se encontraba plácidamente en su cama. Cuando Yoongi despertó se encontró con unos brillosos y bien abiertos ojos, se desconcertó un poco al principio, pero después de observar bien al ajeno le reconoció.
Era Jeonggukie.
— Jeon. —su voz grave no se omitió, mientras se incorporaba sin dejar de ver esos ojitos que parecían emocionados.
— Necesito que venga conmigo.
— ¿A dónde? —pero no pronunció esas palabras, porque él ya estaba siendo arrastrado hacia afuera de su habitación.
Realmente no tenía idea de a dónde se dirigían, pero la suave y cálida mano del menor le hizo confiar.
— Aquí.
Yoongi observó alrededor, era como una especie de azotea, solo que más que azotea, parecía balcón. En el piso habían dos cobijas medio destendidas, una lámpara sobre una mesilla de madera junto a una radio pequeña.
— Guk... —Yoongi se rascó la cabeza sin saber qué demonios pasaba.
— Antes de que hable, por favor, acuéstese.
Yoongi apenas y reaccionó cuando ya estaba de rodillas sobre una de las cobijas, Jeongguk iba de aquí a allá, una melodiosa canción comenzó a sonar, el beat le agradaba.
— Espero le gusten las estrellas hyung —Jeongguk señaló hacia el cielo, que aunque ciertamente no estaba tan despejado, había estrellas juntitas, otras no tan cerca—. Aquí es uno de mis lugares favoritos, la Señora Sandara me deja estar aquí cuando lo deseo, ya que dice que casi a nadie le gusta subir a este piso. No lo entiendo, si desde aquí se pueden ver todas las luces de la ciudad, sobre todo el brillo intenso de las estrellas.
Yoongi sólo lo miraba, miraba como esos ojos café se perdían entre las luces brillantes de arriba. Yoongi tragó duro cuando minutos después, la mirada del menor estaba puesta en él.
— Es lo-fi —señala con su cabeza la mesita de antes—. Hip-hop Jazz, creo que le puede gustar.
Yoongi asintió, aún aturdido por todo su alrededor, vio como Jeongguk comenzaba a recostar su cuerpo, apoyando su cabeza en las piernas de mayor, quien instintivamente llevó una mano al cabello azabache del menor.
— Es muy bello.
Susurró a viva voz Yoongi, aún viendo al menor. Él le regaló una sonrisa, la sonrisa que le ponía raro, aquella donde sus ojos se achicaban y arrugaban mientras mostraba sus dientes delanteros.
Jeongguk y Yoongi eran muy espontáneos y tácitos, las cosas se daban de la nada, de improvisto. Tan improvisto que desde luego, solo sintieron sus manos cuando estaban entrelazadas, sin recordar haber hecho algún movimiento.
— Yo creo que me he enamorado de ti —dijo Jeongguk con los ojos cerrados, tan sereno como si nada, en dirección hacia Yoongi. Yoongi acercó su diestra, ahuecando la mejilla izquierda y acariciando con el pulgar.
Lo último que sintió fueron unos suaves labios sobre lo suyo, todo lo demás fue como una pantalla que iba lento, sentía todo y a la vez nada.
— Feliz cumpleaños, Gigi.
— Gracias, Kookoo.
Esa madrugada la pasaron como si fuera minutos. Minuto a minuto.
Porque Yoongi.
Las horas pasan como minutos cuando estoy a tu lado.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
