Capítulo 5. Ella se fue.

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No podia ser.

Me niego, ella no podía haberse ido.

Y todo lo que habíamos hecho juntos, todos los momentos bonitos, ¿ya no cuentan?

¿Que le digo a la prensa?

Oh, mierda, ya entiendo porque se ha ido, ¿realmente acabo de pensar lo que acabo de pensar? Soy gilipollas.

Tube a la chica más preciosa, más amable, más paciente... Paciente... Pero toda paciencia tiene un límite, ¿no? Ahí estaba el de ella.

¿Que si la quiero? Si. Pero la fama me llevo a otro mundo, y supongo que no es tan fácil tener los pies en el suelo cuando tu cabeza está en cielo.

¿Si realmente la engañé? No creo que haga falta responder a esa pregunta, ya quedó claro.

¿Sí en algún momento pensé en ella mientras estaba con otras? Seguro. Pero la gente que me conoce sabe como soy, y no soy una persona fiel.

¿Si creía que podríamos seguir juntos por mucho más? No, sinceramente, puede que sea tonto, pero eso era obvio. Nunca creí que acabase con una carta, me imaginaba una pelea, que ella me dijera que ya no puede más y me tirara algo a la cara.

No creo que me perdone, que vuelva y me diga que me quiere, pero tampoco creo que yo la olvide, es más, estoy seguro de que no lo haré. ¿Cómo olvidar a mi pequeña? ¿Cómo olvidar a la persona que me aceleró el corazón con tan sólo una mirada?

Pero una cosa, yo voy a luchar por ella, no me voy a quedar de brazos cruzados, nunca. Se que lo hice todo mal pero me equiboqué. Lucharé lo que pueda, lucharé hasta que esté seguro de que no tengo la menor posibilidad. Suena egoísta y cabezota, pero no me importa.

Tengo que conseguir que todo sea cómo antes.

{Vale chicas, como es muy corto hasta ahí, pondré un Flashback, disfrutarlo.}

-Venga _____, los de la mudanza están esperando.-dije mientras la veía mirar por toda su habitación mirando a ver si se dejaba algo.

-Si, ve bajando, ahora voy yo.-me miró y me dió un sonrisa rápida. Bajé al piso de abajo. Allí estaba su madre. Me miró apenada. Yo le di una sonrisa fortalecedora. Y ella simplemente hizo una mueca.

-Cuida bien de mi hija, Harlod. Quiero que antes de iros de gira paséis por aquí a despediros, que no se os olvide.-dijo ella triste.

-La cuidaré cómo a un tesoro.-dije yo. Le di un abrazo y ella al fin me sonrió o algo por el estilo.

Fui al camión de mudanzas que había contratado y le di nuestra dirección. La dirección de nuestra nueva casa.

El automóvil se puso en marcha y desapareció entre las calles. Yo me apoyé en mi coche a esperar a mi lentísima novia.

Salió con una mochila en la espalda y lágrimas en los ojos. Supuse que debido a la despedida de su madre. Me acerqué a ella y la abracé. Noté cómo sus manos me apretaron la espalda. Sonreí contra su cuello. Siempre sería mi pequeña.

Los dos nos metimos en el coche, yo donde el conductor y ella al otro lado.

-¿Preparada?-dije yo.

-Más que nunca.-dijo mirando por la ventana.

Al llegar el hombre del camión ya había colocado las pocas cajas que quedaban en el jardín de la casa. Le pagué y se fue.

Volví con ______ y le cogí la mano, con la otra mano saqué las llaves del bolsillo. Caminamos hasta la puerta, y lentamente abrí la puerta. La casa era perfecta, preciosa y además enorme. Miré hacia mi acompañante y miraba atentamente cada centímetro del lugar.

-Tan preciosa como la primera vez que la ví.-dijo ella.

Ésta casa la había pagado yo con lo que ganaba de mi trabajo, cantante. Ella no estaba de acuerdo con que la pagara yo pero al final gané yo.

-¿Que te parece si metemos las cajas y después hacemos lo que tu quieras aquí?-dije con una sonrisa torcida.

-Por mi perfecto.-me contestó ella.

Metimos todas las cajas, que ya ordenariamos otro día y nos sentamos en el sofá.

-Y ahora, ¿que hacemos?-pregunté yo.

-No se tu, pero yo voy a mirar si hay algo en la nevera.-dijo mientras se levantaba.

No me esperaba eso. Me reí ante mis pensamientos pervertidos. Después me levanté y fui tras ella. Entré en la cocina y ella justo estaba abriendo la nevera. La abracé por detrás, colocando mi cabeza en su hombro. Ella se sobresalto un poco y después puso sus manos sobre las mías. Besé su cuello con delicadeza y la escuché gruñir. Era su punto débil. Se giró y nuestras narices estaban juntas. Mi boca a centímetros de la suya. No me resistí más y la besé.

Lo que empezó siendo un beso dulce y lento, acabo siendo salvaje y rápido. Me rodeó con sus piernas y yo la subí a la encimera. Se estaba subiendo de tono cuando tocaron el timbre. Nos separamos y ella se empezó a reír. Supongo que sería por mi respiración agitada, por mi pelo despeinado o por mi cara de fastidio.

Pero ella también estaba roja y con el pelo revuelto. Le sonreí y la ayudé a bajar de la encimera. Fuimos de la mano a la puerta y noté que llevaba puesto el colgante de infinito que le regalé en el crucero aquel año.
Sin duda la amaba.

Abrimos la puerta y nos encontramos a los chicos y a sus novias con un cartel de 'Bienvenidos a vuestra nueva casa'.
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Se que tarde mucho en subir pero esque acabo de empezar el curso y estaba un tanto ocupada, espero que os haya gustado, yo me siento orgullosa de como quedó :)
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Os quiero muchísimo♥

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