Hace cinco minutos que me ha sonado el despertador, pero sigo en la cama. No tengo ni fuerzas para levantarme. Total hoy no tengo nada que hacer... 'Si si que tengo, ¡mierda!' grité medio dormida, y al irme a levantar de la cama, me caí al suelo. 'Joder, empezamos bien el día'. Abrí las ventanas de la habitación para que se ventilase y me fui a la ducha. Apenas quedaban 20 minutos para que empezase mi turno en el nuevo trabajo. Al salir de la ducha me resbalé y casi me caigo. 'Joder, si es que soy una patosa. Un día de estos me mato'. Fui corriendo a la habitación. Abrí el armario y empecé a mirar la ropa. ‘Necesito ir de compras, no me gusta nada de lo que tengo’. Tenía los cajones a rebosar de ropa, y no me había puesto ni la mitad. ‘Tengo que hacer limpia. Mi hermana se va a alegrar cuando le de toda esta ropa sin estrenar’. –pensé.
Cogí unos vaqueros ajustados y una camisa rosa. Iba a ir a la cocina a desayunar cuando me sonó el móvil:
-“¿Si?” Dije con la boca llena por culpa de una magdalena.
-‘’Nicole, ¿dónde coño estás? Deja de chupar pollas y ven ya o te despido”. Dijo una voz masculina al otro lado de la línea.
Era mi primo Dan, mi nuevo jefe. Tiene 23 años, es moreno, alto, tiene dos carreras y está buenísimo. Los estudios no le han servido de mucho ya que está al cargo de un restaurante. Era de sus padres, pero al fallecer estos, pasó a ser de él. Mis padres estaban hartos de mi así que hablaron con Dan para que me contratase.
(Tres semanas antes)
“Nicole, este es tu primo Dan. Hace muchos años que no os veis. De pequeños os lo pasabais en grande’’. Aclaró mi madre.
“Pues ahora mismo no me acuerdo”. Dije.
“¿Desde cuándo tengo una prima tan guapa?.” Dijo Dan.
Al escuchar aquello, me sonrojé. Me encanta que me echen piropos.
“Dan, que es tu prima.” Dijo mi madre regañándole.
“¿Y qué más da?.” Dije con una sonrisa un tanto picarona.
“Bueno, vamos a dejar el tema por hoy. Os dejo solos para que habléis del contrato”. Dijo mi madre sonriendo.
“Voy a ir al grano Dan. Me da igual que seas mi primo; me pones.” Dije.
“Estás muy cambiada. Te recordaba más estúpida. Ahora eres preciosa y estás buenísima.” Dijo.
Me daba igual que fuese mi primo. Tenía unas ganas locas de echar un polvo, y no iba a desperdiciar aquella ocasión.
Nos empezamos a besar apasionadamente. Dan, bajó suavemente de mi boca hacia mi cuello, dándome suaves besos. Fue quitándome la camiseta y me desabrochó el sujetador dándome besos en los pechos. Me desabrochó el pantalón y metió su mano dentro de mis bragas. Notaba su fría mano en mi entrepierna y me daba mucho placer. Seguimos besándonos y le bajé los pantalones. Me arrodillé ante él y se la empecé a chupar. Estaba muy excitada y el sudor recorría mi cuerpo. Me puse de pie y Dan me sentó en la mesa. Me abrió las piernas y me introdujo el pene en la vagina.
Solté un gemido cuando le sentí dentro de mí. Aquello me daba mucho placer.
Unos segundos más tarde, alguien empezó a aporrear la puerta y tuvimos que parar.
“Espera aquí yo voy a mirar quien es”. Dijo Dan.
Me fui vistiendo ya que tenía prisa. Cogí mis cosas y fui hacia la puerta.
Allí estaba Dan y a su lado, una chica rubia de su misma edad. Se notaba mucha complicidad entre ellos, asi qué deduje que sería su novia.
“Dan, luego te mando el fax para lo del contrato”. Dije mientras pasaba por su lado y sonreí.
Iba andando hacia mi casa con paso firme.
“Pero qué has hecho Nicky. Te has tirado a tu primo y encima tiene novia. Eres una zorra Nicole. Pero ha estado bastante bien”. No dejaba de pensar eso, pero me sentía orgullosa.