Pequeño musulmán

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Holaaaa, tuve muchísimas fallas técnicas con este capítulo. Se subió incompleto y yo ni enterada, además de que el capítulo ni siquiera estaba terminado, y aún no se ocupar muy bien esta plataforma. Argh ni modo, a ver si hay alguien que aún lea esto después de tanto, por cierto se suponer que será un fic cortito, espero no pase a más de 5 capítulos. Ninguna  de las imágenes usadas  es mía.


Si a Izuku le preguntaran si le gustaban los niños el respondería que sí sin chistar...pero de un tiempo para acá tal vez se tomaría un tiempo antes de responder. No es que hayan dejado de gustarle ni nada por el estilo, el problema radicaba en realidad en la pequeña bestia que se esforzaba tanto en hacerlo sufrir.

Los omegas, sin importar lo antipáticos que sean, tienden a ser muy tolerantes con los bebés, llevan el instinto maternal recorriéndoles la sangre. El problema es que Katsuki no era ya ningún bebé, el alfa estaba en un limbo entre la niñez y la adolescencia, demasiado joven para darse cuenta de la descarga hormonal que soltaba cada que se molestaba, el omega de Izuku se encogía de miedo cada vez que eso ocurría, que por cierto no eran menos de cinco veces al día.

A katsuki no le gustaban las visitas del omega intruso, a él le gustaba salir con sus amigos y la llegada de ese brócoli significaba que pasaría el día encerrado con ese tipo tratando de convivir con él. Le frustraba aún más cuando su mamá le obligaba a llevarse bien con él.

Pero cuando su fastidiosa madre no estaba....

-Kacchan, no-dijo el omega retrocediendo un par de pasos, conocía esa mirada que se cargaba el rubio.

-¡Quiero salir y por tu culpa debo quedarme encerrado aquí!-reclamó con sus palmas comenzando a chispear.

-Kacchan...tu mamá dijo que no podías usar tu quirk dentro de la casa-

-Entonces deberías correr hacía el jardín y no escaleras arriba, inútil Deku-

Y con un grito de guerra, el pequeño mocoso se lanzó a corretear al pobre Izuku, a quién se le había puesto la piel de gallina al darse cuenta de que Katsuki usaba la voz de alfa sin siquiera darse cuenta.

-¡Kacchan, Kacchan espera! !por lo menos hasta que estemos fuera de casa!-pidió exaltado usado uno de los sillones de la sala como escudo.

-¡Cállate, enséñame tu quirk, usa tu quirk para escapar, gallina!-gritó mientras le lanzaba un jarrón para distraerlo y poder atacar de frente.

-Ya te dije que no puedo hacerlo, tu madre se molestará si...-replicó después de esquivar la pieza de cerámica y alejándose de las peligrosas palmas del alfa-¡Kacchan, ese jarrón se veía caro!

-¡Dije que te callaras, además la vieja no está y estoy decidido a ver tu quirk antes de que ella llegue, no me importa si vuelo la maldita casa!-

El omega esquivó tantos ataques como pudo, pero la tarea era muy complicada tratar de no destruir la casa de sus suegros. Con media sala destrozada por fin pudo llegar al jardín, donde había algo que podría funcionar para detener esa locura.

-¡¿Por qué huyes cobarde?!-

-Kacchan ya basta, no quiero lastimarte-¡ERROR!

-¡ME ESTÁS SUBESTIMANDO!-gritó furioso con el ceño tan fruncido que parecía que su rostro se rompería.

-¡No, no quise decir eso!-gritó alarmado y agitando las manos estúpidamente, notando que la potencia de los ataques del cenizo se habían vuelto más agresivos-¡No puedo controlarlo todavía!

-¡MUERETE!-gritó como poseso apuntando sus explosiones con toda la potencia hacia la cara del pobre omega que le miraba aterrado acorralado contra la pared.

Izuku desistió de hacerlo entrar en razón, así que con todo el dolor de su corazón apuntó la manguera de agua a su pequeño alfa empapándolo y solo recibiendo un golpe en la cara.

El lugar quedo en silencio, Katsuki respirando irregularmente por el drástico cambio de temperatura. Inmóviles ambos, mirándose fijamente, el alfa sintiendo las ganas de matar al omega bullendo en sus venas.

-¡KATSUKI!-toda la adrenalina del pequeño alfa se fue al caño con ese grito.

El cenizo estaba a nada de lanzarse a los golpes cuando el grito de su madre lo detuvo.

-Lo siento mucho señora Mitsuki-susurró insegura, con la cabeza baja, pero la mujer ni lo miro, estaba muy ocupada tirando de la oreja a su cachorro para que se metiera.

Se quedó solo en el jardín sin saber que hacer, estaba avergonzado, los Bakugo solo habían salido a comprar víveres y a su regreso encontraban destrozada su casa.

-Izuku, sabemos que no fue tu culpa-le dijo su "suegro" mientras lo hacía pasar-Katsuki nos dijo que él empezó.

-Pero... yo debería poder controlarlo-el hombre rió.

-Ni siquiera Mitsuki es capaz de controlarlo completamente, Katsuki estará castigado un tiempo por lo tanto no podrás venir a visitarlo-

Más que castigo, Izuku sentía que eso era como un premio para su Kacchan. El omega asintió y decidió que ese día era suficiente de convivencia con su pareja, debía regresar a casa.


Kacchan es una fierecilla indomable que no esta contento con el omega que le tocó. Pero tal vez en un futuro cambie de opinión.

Mi alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora