Capítulo 1.

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- ¿Es una buena idea regresar a casa? Podría tranquilamente desviarme e ir a dormir a casa de una amiga de la universidad, eso solucionaría todos mis problemas.

No tienes amigos Nova, creo que es mejor que afrontes tus problemas.

- Tú mejor cállate, no tienes voto de palabra en esta situación.

¿Acaso sabías que tú misma creas esta voz para no entrar en un ataque nervioso de esos?

Esta situación sería completamente extraña para cualquier persona que me hubiese visto, una joven de dieciocho años caminando por las calles desoladas de un pequeño pueblo de casas pintorescas, hablando consigo misma. Probablemente en otros momentos me avergonzaría de la forma en la cual podrían encontrarme, pero el alcohol en mi sangre nublaba cualquier tipo de razonamiento posible.

El silencio era lo que reinaba, el sol apenas empezaba a asomar entre las montañas, iluminando las elegantes fachadas características del lugar en dónde vivía. Mi mirada se encontraba en mis pies, completamente desnudos, que sentían a cada segundo la frialdad y la textura áspera de los adoquines que conformaban las calles, mientras mi boca se contraía en pequeñas muecas, pensando que tal vez sería mejor volver a colocarme los tacones rojos que llevaba en mi mano derecha.

Llegas a colocártelos y aterrizarás, no te encuentras en todos tus sentidos como para usarlos en estos momentos.

Ese simple pensamiento fue suficiente como para olvidar mis tacones y centrarme en lo que realmente importaba en aquellos momentos, lograr llegar a mi casa y evitar cualquier tipo de regaño posible, para lo cual debía volver antes de que mis padres despertaran, comienzo a acelerar mi paso al mismo tiempo que intento no perder el equilibrio, aferrando mejor mis tacones y la chaqueta de cuero negra que reposaba en mi mano izquierda.

La fiesta de la cual estaba regresando era una de las mejores a las cuales había asistido desde que poseo memoria, fue organizada por uno de los jóvenes más codiciados de la universidad a la cual asistía y pocas personas eran las cuales se habían ausentado. Pero no todo es perfecto, claramente, había tres pequeños detalles que hacían que hacían ruido… Primero, nos encontramos a media semana y son las cinco de la mañana; Segundo, a las ocho de la mañana debo presentarme en la universidad; Tercero, pero no menos importante, estaba sentenciada por mis padres debido a unos sucesos que se habían llevado a cabo durante el mes anterior.

Casi te matas Nova, claramente debían comenzar a tenerte controlada.

Mis padres nunca habían llegado a tal extremo de controlar mis salidas y horarios, hasta el momento en que estrellé el auto de mi madre contra un poste de luz en una de mis salidas, provocando que terminara en el hospital con heridas de importancia. Generalmente todas mis “travesuras”, como ellos las llamaban, estaban planeadas perfectamente para hacer que mi madre perdiera sus estribos, pero muchas veces terminaba por declinar para evitar ver la cara de decepción de mi padre.

Todos estos dilemas se solucionarían si mis padres permitieran me mudara sola a un departamento en la ciudad, con todas las comodidades necesarias para mí, como lo eran estar cerca de la universidad entre otras cosas. Pero claramente la idea había sido completamente rechazada con la justificación de que no era lo suficientemente madura como para vivir por mi propia cuenta.

Y tienen completamente la razón.

Respiro profundamente una vez que me encuentro frente a las grandes puertas de roble que adornaban la entrada a la mansión que le había pertenecido por mucho tiempo a mi familia, los Ricci. Tomo con algo de torpeza las llaves que se encontraban en uno de los bolsillos de mi chaqueta, para posteriormente abrir con sumo cuidado, intentando hacer el menor ruido posible para no alertar a mi familia. Una vez dentro, cierro la puerta con la misma dedicación, para luego dirigirme hacia las escaleras de mármol, que me llevarían hasta el piso en donde se encontraba mi cuarto, comenzando a subir paso a paso mientras me aferraba con fuerza a los barandales.

Una vez en el segundo piso me encamino hacia mi cuarto, el cual compartía con mi hermana gemela. Me asomo lentamente por la puerta para comprobar que Gia continuara dormida, tras confirmar esto ingreso dirigiéndome directamente hacia mi cama aún en silencio, en la cual me siento quitándome todo lo que llevaba puesto a excepción de mi ropa interior. Posteriormente, me recuesto debajo de las cobijas con la intención de dormir las dos horas que me quedaban de sueño disponible antes de tener que prepararme para la universidad.

Sin embargo, cuando mi cuerpo apenas comenzaba a acostumbrarse a la calidez de mi cama y los sueños intentaban hacer aparición, un sonido irritante me desconcentra por completo, obteniendo como respuesta un pequeño quejido mismo al tiempo que cubría min cabeza con una de las almohadas. El despertador de mi hermana, junto a esa horrible canción, envuelve la habitación.

Voy a matarte Gia Ricci.

-Entramos a la universidad a las ocho de la mañana, ¿podrías darme una buena razón de por qué mierda has puesto el despertador dos horas antes de lo que debería estarlo?

Murmuro con completa molestia mientras me remuevo en mi cama buscando obtener nuevamente la comodidad necesaria para volver a dormir, mientras rogaba internamente que de una vez por todas detuviera aquel insoportable sonido. No tardó mucho en hacerse escuchar un bufido, para que finalmente el despertador estuviera apagado.

-Primero deberías explicarme la razón por la cual acabas de llegar, teniendo en cuenta que a esta hora deberías estar despertando. Ahora hazme el favor de ponerte de pie e ir a bañarte, apestas a sexo, tabaco y alcohol, es algo completamente desagradable Nova.

El desagrado en la voz de la contraria era completamente notorio, sin embargo, era lo último que me importaba en esos momentos, por lo cual la ignoro completamente. Me remuevo nuevamente en la cama hasta encontrar la posición adecuada para intentar dormir nuevamente, pero nuevamente me veo interrumpida cuando me destapa por completo con brusquedad.

Definitivamente quiero asesinarla.

-Debo levantarme en dos horas Gia, déjame en paz una vez en tu vida, estoy cansada y con la paciencia agotada.

Me siento en la cama de mala gana mientras fijo mi mirada en sus ojos, manteniendo un semblante completamente serio, sintiendo un leve mareo tomar mi cuerpo. Cuando me acostumbro me pongo de pie, y levanto mis brazos soltando un suave bostezo, para a continuación hace una mueca de asco.

Mierda, sí apesto.

-Que conste que si voy a ducharme es por decisión propia y no porque tú me lo hayas solicitado.

Comento ante las miradas de mi hermana mientras camino hacia el clóset, de este tomo un nuevo conjunto de ropa interior y un par de toallas de color blanco, me dirijo hacia el baño que se encontraba dentro de nuestra habitación e ingreso cerrando con cuidado la puerta.

¿Qué mierda?

Antes de llegar a cerrarla por completo me percato de algo que no era cotidianamente normal, la castaña que podría ser tranquilamente mi reflejo se encontraba caminando con rapidez de un extremo a otro de la habitación, a la vez que revolvía cada cajón existente en la misma. Si bien su actitud me parecía algo completamente inusual, prefiero no perder tiempo preguntando qué era lo que la atormentaba y termino de cerrar la puerta con llave.

Enciendo la llave de agua esperando que la tina se llenara, mientras dejo sobre el lavabo las toallas y ropa limpia, para luego dejar en el cesto de la ropa sucia las pequeñas prendas que cubrían mi cuerpo minuto antes. Tras llenarse la tina con el agua a la temperatura que buscaba, ingreso primero mi pie derecho comenzando a sentir un suave cosquilleo que el agua caliente genera en mi delicada piel, para posteriormente ingresar mi pie izquierdo.

Me siento con cuidado dejando que lentamente el agua rodeara cada centímetro de mi cuerpo, tomo entre mis manos una esponja a la cual le coloco jabón, comenzando a pasarla por mi cuerpo quitando así todo resto de sudor u olores desagradables. Una vez que termino de enjabonarme quito los restos de espuma y recuesto mi cabeza en el borde de la tina a la vez que cierro mis ojos.

Ahora sí, momento de descansar unos cuantos minutos más.

Un chillido se escucha del otro lado de la puerta, generando que mi cuerpo se tense al darme cuenta de lo que aquello significaba, maldigo por lo bajo a la vez que aprieto mis ojos rogando que todo aquello fuera una simple pesadilla, pero claramente no lo era. Mi madre estaba molesta y eso era algo notable.

Mierda, estoy en problemas.

ᴘᴇʀᴄʜᴇ́ ɴᴏɴ ᴍɪ ᴀᴍɪ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora