Capítulo 2.

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- ¡Nova Ricci! Dio salvami... El aroma dentro de esta habitación es completamente repugnante. ¡Ven aquí ahora mismo! Nuevamente has incumplido las reglas a pesar de los avisos, estás en serios problemas, piccola donna.

Dio salvami...Questa donna è pazza.

La voz de mi madre comenzaba a hartarme por completo, ella tenía esa característica tan especial de agotar mi paciencia en cuestión de pocos minutos. Abro mis ojos lentamente para fijarlos en la puerta blanca que me separaba de aquellos gritos y me dejaba a salvo por unos cuantos minutos más, al mismo tiempo que comenzaba a inhalar y exhalar buscando encontrar calma para no empeorar las cosas al momento de tener que enfrentarme con ella.

Luego de unos minutos salgo de la tina, a pesar de no tener ganas de hacerlo, con la intención de acallar los gritos de mi madre de una vez por todas. Rodeo mi cuerpo pálido con una de las finas toallas blancas, a la vez que hago lo mismo en mi cabello con la toalla restante. Para evitar hacer mayor el tiempo de espera de mi madre, tomo la ropa interior para cambiarme fuera, y abro la puerta del baño para ingresar nuevamente en la habitación.

Mierda. No te rías Nova, no te rías.

Tengo que morder con fuerza mi mejilla interna, en busca de contener una carcajada, al observar las fachas en las cuales mi madre se había presentado en nuestra habitación. Bata de noche, cabello recogido con ruleros y una asquerosa mascarilla verde similar al vómito. Me miraba completamente molesta, parecía que en cualquier momento humo comenzaría a salir por sus pequeñas orejas.

Aprovecho también para desviar mi mirada desde la mujer hacia mi hermana, la cual se encontraba sentada en el extremo final de su cama mientras observaba sus manos con una expresión que no podría definir claramente como de remordimiento o preocupación. Sin embargo, no es ello lo que más llama mi atención, sino que la forma en la que iba vestida teniendo en cuenta que apenas estábamos a mitad de semana. Nunca se vestía tan elegante para ir a la universidad.

¿Acaso teníamos que ir a un desfile de modas y lo olvidé?

Su piel clara resaltaba debido a un delicado vestido azul que llevaba puesto, el cual estaba adornado por pequeñas margaritas que le daban un aspecto tal dulce como su personalidad, claramente llevaba sus infaltables tacones que esta vez eran de un color nude a combinación con la chaqueta que reposaba sobre sus hombros desnudos. Su cabello estaba al natural, pero podía notar perfectamente que se había maquillado aún más lindo de lo normal.

¿Qué carajos está pasando?

- ¡Nova! Te estoy hablando desde hoy. ¿Podrías tomarme enserio una vez en tu vida? Presta atención y deja de faltarme el respeto.

Suspiro al escucharla, pero no llego a quitar mi mirada de Gia para ponerla sobre ella cuando ella ya se encontraba frente a mí completamente enojada mientras tomaba mi rostro con una de sus manos, sus largas uñas rojas se clavan en mis mejillas a la vez que me obliga a verla directamente a los ojos. Una mueca de dolor curva mis labios, pero con intención de provocarla pongo mis ojos en blanco, escuchando como respuesta un suave gruñido en forma de disgusto.

Mamma mia, è davvero completamente pazza.

Beatrice Boni Ricci, una reina de belleza innata. Mi madre es reconocida en gran parte del mundo por ser una de las mejores modistas del momento, sus diseños han sido vistos en incontables famosas y famosos, diseños adaptados a cualquier edad, cuerpo y deseo. Y aunque debo aceptar que es grandiosa en su trabajo, no me falta aclarar que nunca llegaría a ser tan buena como madre para mí.

El sueño de mi madre, claramente frustrado por un obstáculo llamado Nova Ricci, es que sus hijas sean tan "perfectas" como ella, que sean refinadas, delicadas y esas típicas fresas mimadas. Una parte de su plan de vida sí salió tal como ella lo esperaba, Gia desde pequeña había logrado cautivar a todas las personas que llegaban a conocerla debido a su delicadeza y dulce voz, era todo lo que las niñas deseaban ser y todo lo que los niños deseaban tener. Pero luego entro en juego yo, nunca consideré que fuera portadora de un mal estilo, pero tampoco fui portadora de ese aspecto dulce que mi madre idolatraba.

ᴘᴇʀᴄʜᴇ́ ɴᴏɴ ᴍɪ ᴀᴍɪ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora