Prólogo

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Cuando la vida te golpea abrupta e inesperadamente queremos evitarnos aún más decepciones y un corazón roto. Pero siempre llega alguien que es especial, diferente y te hace cambiar de parecer y decides abrir tu corazón. Pero las cosas no resultan como se esperaban y la vida los lleva por caminos distintos. Y tienes que superar y avanzar, y crees haberlo hecho o al menos eso te dices.

Ser la CEO de una gran compañía de tecnología, no es fácil. Bastante estrés, te subestiman, por eso cuando al fin llegue a casa pensé "necesito un trago". Y se me apetecía ver a Aaron. Así que decido llamarlo, a ver si se encontraba disponible a esa hora de la noche. En el segundo tono contesta.
-¿Aló?-me dice con esa voz sensual que tiene.
-Hola, Aaron-le digo con una sonrisa pícara.
-Val, siempre un gusto oír de ti-me dice sonando genuinamente alegre.
-¿Estás...disponible...ahora?-digo arrastrando cada palabra.
-Estaré en tu casa en 20 minutos-me dice y cuelga.
En lo que se demoraba en llegar, yo me fui a dar una rápida ducha. En lo que me secaba, voy sacando mi ropa interior de encaje y un vestido negro corto, una gargantilla, una correa y unas botas con tacón. Cuando ya estoy vestida, y maquillada, voy a la cocina por un trago. Y justo cuando termino, suena el timbre de mi casa, me dirijo a abrir y ahí estaba él con su traje a la medida y su corbata roja, luciendo apuesto con su cabello castaño y piel bronceada. Me mira con sus pupilas ligeramente dilatadas al ver lo que llevo puesto y yo muerdo mi labio inferior para luego lamerlo ligeramente. Le hago un gesto con la cabeza indicándole que pase, al llegar a la cocina le ofrezco un trago, a lo que él acepta, y luego de conversar un poco, nos dirigimos a la habitación, y no a la mía sino a otra que solo uso para estas ocasiones, ya que mi cuarto es un lugar sagrado para mi, donde no quiero pensar en nada ni en nadie, solo mi paz mental. Mientras él entra primero y se sienta en la cama, se va quitando los zapatos. A lo que yo cierro la puerta, y voy imaginando lo que le haré a mi dulce Aaron. Y así comienza el juego de esa noche y pienso con una sonrisa maliciosa:

Prepárate. Que te haré ver estrellas.


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LV16

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Puede haber errores de redacción y ortografía que iré corrigiendo. 


¿Y si nos volvemos a encontrar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora