Capitulo 3

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Llegue a mi habitación y me senté en la cama. No sabía que pensar, si fue pura coincidencia o qué.

Para no seguir pensando y terminar ideado cualquier cosa, decidí acostarme a dormir.

Durante un buen rato me quede pensando en esos ojos azules tan fuertes que se podría decir que eran dos canicas sacadas del océano. En esa hermosa sonrisa que se curvaba hacia un costado. Creo que me estoy volviendo loca.

¿Como puedo estar pensando en alguien que apenas conosco durante 10 minutos? Literalmente debo estar volviendome loca.

Mejor intento dormir. Me di vuelta y forcé a mis ojos a cerrarse.

Al día siguiente no escuche sonar el despertador y me desperté desesperada por un poco mas de tiempo. Llego tarde.

Corri hacia el armario y agarre la primera camisa que estaba colgada. Mi favorita, en rojo. Me puse unos jeans negros y unas botas cortas planas.

Baje hacia la cocina con mi bolso en las mano, la vida a mi mama sentada en la mesa de la cocina tomando una taza de café.

-Mamá, ¿por que no me despertaste? Ahora llego tarde.

-Pense que ya te habías ido.

-Como verás, todavía no me fui.

Tome una de las tostadas de la mesa y me encamine hacia la puerta.

Y cuando llego a abrirla, me sorprendo al verlo.

-Buenos días. - dijo tan elegante como puede ser.

-¿Que haces aquí? - lo mire extrañada.

-Llevarte al instituto, si es lo que deseas.

Sin Rumbo (Damon Salvatore y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora