parte 2

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¿No tendrías que estar en casa a estas horas? le pregunto Eben ¿Donde esta tu niñera? 

todavía es pronto para regresar a casa contesto la criatura, y no tengo niñera. Eben se encogió de hombro y se dispuso a reanudar su camino; al fin y al cabo, no le importaba aquello.

Pero la niña puso una mano en el brazo del pintor¿ puedo acompañarlo? pregunto. la verdad es que me he cansado de estar aquí tan sola.

anduvieron juntos un poco. Respondiendo a las preguntas curiosas de la niña, Eben le conto que era pintor. Pero, mientras tanto, pensaba preocupado¿ y si alguien nos detiene? ni siquiera se como se llama esta niña. Se asombro al oír susurrar a su lado aquella vocecita : me llamo jennie; es mejor que lo sepa. Jennie Appleton. Y añadió en seguida papa y mama son artistas, hacen acrobacias en el teatro y en el circo. No están casi nunca en casa y por eso me encuentro sola ¿ Donde trabajan? quiso saber Eben. En el teatro Hammerstein contesto jennie. De pronto Eben se sobresalto por la sorpresa, recordó que el teatro había sido demolido hacia bastantes años. Sin embargo, la mano de Jennie, era cálida y solida; no era un fantasma, ni el estaba soñando.

La charla de jennie, los nombres de sus amiguitos y sus aventuras escolares, lo distrajeron de la angustia y el descorazonamiento.Observando mas atentamente a su compañera, advirtió que su modo de vestir era anticuado, como si aquella niña hubiera salido de algunos de los cuadros que el admiraba muchas veces en el museo. jennie le pregunto: No tiene a nadie con quien jugar? No respondió Eben, Maravillado por la pregunta. Le pareció que ella se entristecía mucho;pero, inmediatamente después Jennie volvió a sonreír y comenzó, a cantar una canción un poco triste que hablaba de una amor lejano. Entre tanto, habían salido del parque y Eben tendió la mano a su amiguita.

Hasta la vista le dijo.Hasta la vista respondió Jennie; y se marcho corriendo. Cuando Eben regreso a su casa, pensó mucho en la niña que había encontrado en el parque. Y mientras comía un poco de pan y queso, sentado en su cama desvencijada, se sintió inexplicablemente  triste, como si alguien acabase de relatarle una vieja historia dolorosa.

continuaron los días negros para Eben: comía poco, no lograba pagar el alquiler de su misero estudio y la dueña de la casa le había apagado las estufa.

Un día Adams, desesperado, se dirigió a una pequeña galería de arte, la del señor Matthews, para intentar vender algún cuadro. Con alivio advirtió que severa secretaria no estaba; se armo de valor y entro el señor Matthews era una hombrecito dulce y tímido, que difícilmente decía que no.Pero cuando vio las pinturas de Eben, su mirada se apago.

¿Solo tiene usted paisajes, joven? si contesto Eben embarazado.lo temía suspiro Matthews procuraba no mostrarse demasiado desmoralizador, pero Eben se sentía humillado. Luego, de repente, la ojos del señor Matthews se iluminaron. había entresacado el boceto de una niña: la niña que el pintor había encontrado en el parque.

Este me gusta dijo el señor Matthews. A Eben le pareció que su corazón estallaba; entonces, era probable que Matthews no lo dejara marchar con las manos vacías. 

En efecto, el propietario de la galería se quedo con el esbozo de Jennie y un paisaje, y le pago mas de lo que esperaba. Sin duda ha tenido compasión  de mi pensó el pintor.

Pero,antes de que saliera el señor Matthews lo sujeto por un brazo. Escuche Adams, permita que le de un consejo, abandone los paisajes llegan aquí demasiados. En cambio, hágame un retrato de esa niña, un gran retrato, y yo lo haré celebre. 

Aquella noche, Adams se permitió una cena esplendida en un buen restaurante, y luego permaneció en compañía de un vecino suyo, Gus que era dueño de un taxi. Bebieron y conversaron largamente: Eben le confió sus penas, sus interlocutor lo escucho pacientemente, por ultimo Gus guiño un ojo y le dijo: bueno ¿ y porque no pintas este local, a cambio de las comidas? no te parece una buena idea? Eben no supo que responder : estaba demasiado contento para hablar. Dejo que Gus arreglara con el propietario del restaurante, y cuando salieron, su amigo le dijo dándole un manotazo en el hombro: ¡ Ahora estas salvado! y te recomiendo que pintes unos murales llenos de mujeres bonitas, una especie de picni  a la francesa ¿ EH, que me dices?

Al regresar a su fría habitación, Eben pensó que tal vez el mundo no fuera del todo malo como siempre había creído.

Una mañana, inesperadamente, volvió a ver a Jennie. Era un día limpio transparente; el parque resplandecía bajo el sol y el pequeño lago helado estaba lleno de patinadores. Jennie se encontraba allí, vestida de terciopelo negro, con unos patines redondos muy anticuados sujetos a sus botines.

A Eben le pareció que la niña era mayor que la otra vez. La llamo y le dijo que casi no la había reconocido.

Oh, puede ser que no me halla visto bien repuso Jennie. Se miraron y sonrieron luego se pusieron a patinar juntos, del brazo. De nuevo experimento Eben la sensación de hallarse extrañamente ligero, como en un sueño, pese a estar despierto; todo lo que le rodeaba le parecía irreal.

Se volvió para mirar a Jennie, que patinaba tranquilamente a su lado había crecido mas de lo natural en tan poco tiempo. Se lo dijo, ya se que he crecido contesto la niña;  y añadió con seriedad Me estoy dando prisa.

Hablaron de los padres  de Jennie, que se hallaban de gira,y del cuadro que Matthews deseaba que Eben le llevase. Quisiera ser yo el tema del cuadro dijo Jennie precipitadamente. Yo pensaba lo mismo y deseaba pedirte que posaras para mi Respondió Eben.

Lo haré con mucho gusto Luego añadió la niña ¿sabe que ya no voy a la clase elemental? Ahora estoy en clase media y estudio francés.

Eben se daba cuenta de que en todo aquello había algo inexplicable y anormal, pero no le importaba se encontraba tan bien junto a Jennie y se divertían tanto patinando que, sin pretenderlo, permanecieron en el lago hasta la noche.

Unos días después, Eben mostraba al señor Matthews unos bosquejos de Jennie con su traje de patinadora era unos ligeros apuntes en movimiento. también estaba presente la secretaria del director de la galería, la severa miss Spiney probablemente, seria ella quien decidiera si aquellos dibujos valían algo. Matthews declaro: Lo que me gusta y me impresiona en estos bosquejos es como usted ha captado en la muchacha ese aspecto un poco anticuado, mejor diría, fuera de todo tiempo,casi de ensueño.

Miss Spiney aprobó. Eben, seguro ya que los bosquejos eran buenos, se mostró audaz. Muy bien entonces, ¿ cuanto me darán por mis trabajos?

No mucho repuso miss Spiney Eben recogió los dibujos y se dirigió irritado hacia a la puerta Miss Spiney lo contemplaba glacial. Luego comenzó a reír. Me gusta Adams dijo Es usted soberbio, ¿Eh?  Bien, le daremos veinticinco dolares por todos estos bosquejos. El pintor respiro profundamente; luego aventuro a exigir  cincuenta dolares con gran sorpresa por su parte los obtuvo.

Antes de marcharse, Matthews le pidió nuevamente que le pintara un gran retrato; naturalmente de Jennie. En esta muchacha hay un no se que añadió Me recuerda algo. no puedo precisar todavía que, pero puedo decirle la sensación que me causa me parece volver a ver a ser joven.

El retrato de JennieWhere stories live. Discover now