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"Fui al baño, lave mis dientes y preparé mi ropa. Seguidamente deshice mi cama acomodando las sábanas. Dije "me voy a dormir" como cada noche.
Lo que no sabían es que tardaría horas en dormirme, me quedaba mirando el techo mientras mis lágrimas rodaban por mis mejillas, traspasando la tela del pijama, haciendo que poco a poco me sintiera húmeda. Cada vez que escucha pasos fingía dormir, para evitar cualquier pregunta o mirada. Conecté mis auriculares, puse la música a máximo volumen, y aún así pude seguir escuchando lo que mi cabeza me decía. "Eres horrible, un estorbo, deja de sufrir, déjalo todo". Aquella voz se me repetía miles de veces en pocos minutos. Mientras tanto mis lágrimas caían cada vez más abundantes al recordar las palabras que mi cabeza me repetía, al recordar imágenes, momentos, personas...
Cada vez respiraba más rápido, sentía que no podía respirar y que me desmayaría en aquel momento, sin saber si despertaría a la mañana siguiente.
Horas después conseguí dormirme, empapada en lágrimas y ansiedad. "
Tan solo tuvieron que pasar algunas horas, para que aquel proceso volviera a ocurrir de nuevo, noche tras noche.

— Nur.

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