Capítulo 11

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Narra Misaki:

Ya ha pasado una semana en la cual he estado encerrado en esta habitación sin salir a ningún lado no por que no pueda de hecho ya puedo caminar y todo pero no tengo ánimos de nada, Nowaki viene a visitarme y hablamos de muchas cosas hasta que saca el tema de Akihiko pidiéndome autorización para permitirle el acceso a mi habitación para que obtenga una recuperación más eficaz, pero no deseo verlo, si e sentido su olor al otro lado de la puerta por horas y después se va pero nunca entra y agradezco que me respete por lo menos ahora, no se en que momento deje de decirle Usagi.

De vez en cuando en el transcurso del día vienen sirvientes para ayudarme a hacerme con ellos traen mi comida y ropa de cambio ya hecho su trabajo se van sin dirigirme la palabra no es como si hubieran entablado alguna comunicación conmigo de hecho solo respondían a las preguntas que les fórmulas y nada mas. Pero odiaba cuando venía Aikawa, una omega que se cree con el derecho de hacer y deshacer en la casa, siempre me ha menospreciado e insultado, escupiendo mierdas que lastimaban mi corazón me degrada y repudia con un odio puro hacia mi, gritando me en la cara que Akihiko prefería intimar con ella antes que conmigo su omega que le causaba asco.

Recuerdo muy bien el día en que Akihiko me restregó en la cara su infidelidad con ella es su cama, me obligó a presenciar su acto amarrándome a una silla, le suplique y rogue que se detuviera, doy por seguro que mis gritos se escucharon en toda la mansión pero el no se detuvo, estaba fascinado con Aikawa y ella demostraba estar satisfecha y en un estado de estásis por las embestidas que le daba Akihiko gracias a lo que paso ese día ella cree que es la dueña de la casa, por lo menos no sabe lo que a pasado este último tiempo ya que al parecer estuvo de vacaciones.

Mirando la pared de color crema siento como el sol va saliendo a través de la venta, sus rayos chocan contra mi cuerpo pero no siento su calidez, ya no me relaja como antes, me lástima, bajo mi vista a la pollera blanca y a mis pantalones cortos de color azul que dejan a la vista mis brazos y piernas los cuales aún tienen hematomas y marcas que he adquirido a lo largo de los años que llevo de matrimonio con Akihiko, estas parecen restregarme a la cara todo lo que he perdido. Aún recuerdo el día en el que conocí a Akihiko, lo primero que me acelero el corazón fueron sus hermosos ojos de color lila, su cabello de un color tan único que jamás había visto y su rostro que era serio pero demostraba una calidez única y un porte que demostraba que merecía respeto que era alfa, su voz una tan varonil que apenas la escuché mi cuerpo tembló y mi corazón se aceleró, desde ese día yo fantaseaba con tener un romance con dicho alfa, pero siempre me decía que jamás miraría a un omega tan simple y aburrido como yo.

Un día me di cuenta que visitaba mucho nuestra casa y cuando lo veía llegar con mi hermano me sentía nervioso y muy feliz por verlo, de un día para otro empezó a entablar más conversaciones conmigo y cuando me rozaba la mano con la suya mi piel se irisaba.

Un día mi más fantasioso sueño se cumplió y pude vivir mi primer beso con dicho alfa el que me tenía loco, sus labios eran tan cálidos que derretían todo a su paso, fue un beso tierno y lento que me volvió loco en segundos y cuando ya no sentí contacto abrí mis ojos viendo directamente los suyos, en ese momento me dije a mi mismo que debía de agradecer a Dios por permitir que esté alfa del cual gustaba me mirara a mi como a una pareja.

Recuerdo claramente cuando me susurraba en el oído los rezos más hermosos que jamás escuché las promesas que me profesaba de una vida llena de amor entre ambos de la familia que formaríamos, cuando miraba sus hermosos ojos siempre pensaba que si algún día no los veía iría hasta el fin del mundo con tal de reflejar me en ellos, de que aria hasta lo imposible por que su sonrisa fuera de felicidad, esa sonrisa que me llenaba de satisfacción.

Pero todo eso no fue mas que una vil mentira, vivia en la ignoracia, ahora que recuerdo todo eso y más, se que todo lo que tenía con el jamás fue mío ni siquiera dedicado a mi, que la luz me otorgó un sueño que jamás cumplió y me ilusionó mandando me a lo profundo del infierno, no era lo que quería, ahora la luz que tanto me gustaba me lástima, por que lo único que hace por mi es ilusionarme y lastimarme de mil formas que me llevan a pensar ¿Cuánto más me va a quitar para estar satisfecha?.

Ahora lo único que siento que me acompaña y no me engaña es la oscuridad, es lo único que me tiene tranquilo, las noches son mi más grande amiga por que me siento tan cerca de lo que más anhelo en estos momentos, mi hijo el cual fue abandonado por la luz pero siempre fue recibido por la oscuridad, oscuridad que me acompaña a mi ahora.

Deseó con todo mi ser que la oscuridad traiga consigo un ángel que me ame y que me liberare de este demonio que me tiene prisionero y me lleve para por fin estar junto a mi más grande anhelo.

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