Capitulo 31

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Capitulo 31.

Tomé aire rápida y profundamente.

—No me llamaste —susurré cuando vi la fría máscara de determinación en su cara y el calor que brillaba en sus ojos, tan en desacuerdo con su expresión. —No me dijiste adiós.

—Si hubiera ido a verte no me habría ido. Y me tenía que ir o no hubiera podido ver al joyero antes de que se marchara. Deberías haber sabido que tenía una razón.-- La voz de Harry era fría, con desaprobación. Sus ojos reflejaban paciencia, amor y sus pecaminosos pensamientos. Dios, pudo sentir como mi feminidad se calentaba hasta alcanzar la temperatura de la lava.

—Sabías que me preocuparía —estallé, no haciendo caso de la esperanza y la felicidad que se elevaban dentro mio.

—Preocupación... no tienes mucha fe en mí —. Ahora había un fondo de dolor en su voz, como si sus lágrimas y la causa de ellas, afectaran a sus emociones. —Después de tomarte, ¿Creíste que te dejaría ir tan fácilmente?

Un sollozo rompió en mi pecho y otra lágrima cayó.

—Disfruté de ello —susurre entrecortadamente. —No debías amarme.

— ____________ —dijo susurrando mi nombre cariñosamente. — ¿No crees que yo también? ¿Qué yo no disfruté de tu placer también? Sólo ha sido la primera vez, cariño, y no será la última. Me gustó oírte gritar, sentir tu placer sabiéndote dominada, rindiéndote a mí, no importando lo que yo quisiera. ___________, te amo más por eso, no menos.

— ¿Cómo? —murmure de manera entrecortada, sacudiendo la cabeza. — ¿Cómo lo puedes hacer?

— ¿Quieres estar con otro hombre a solas, _________? —me preguntó cuidadosamente. — ¿Le dejarías tocarte, poseerte, si yo no lo pidiera?

— ¡No! —exclame, comprendiendo lo detestable que me resultaba la idea. Lo que hice con Harry no lo hubiera podido hacer sin él.

Él se acercó, quedando de pie a pocos centímetros mio, haciendo que apartara la vista acalorada, y algo más. Demasiado aterrorizada como para admitir lo que veía. ¿Y si me equivocaba? ¿Qué pasaba si no era amor lo que veía en sus ojos?

En vez de tomarme en sus brazos, me indicó que se sentara sobre la cama. lo hice despacio, mientras él se movía a mi lado y recogía la cajita que había sobre la cama. Cuando nuestros ojos se encontraron, puso una rodilla delante mía, y sosteniendo la cajita, me miró con adoración.

—Eres mía —. No lo preguntaba. —Tómalo de mí, ________. Ahora eres mía para quererte y poseerte.

Él cogió el anillo de la caja, y tomando mi mano, me deslizó el diamante firmemente en mi dedo.

— ¿Es una proposición? —pregunte roncamente, con incredulidad.

—Infiernos, no. No te lo pregunto, te lo ordenó —gruñó. —Con esa boca perspicaz que tienes, me tendrías atándote, en vez de amándote del modo que quiero.

— ¿Amándome? —susurre cuando él me empujó hacia atrás en la cama, con su caliente y duro cuerpo.

—Amándote a ti, __________ —me prometió. —Con todo lo que tengo. Con todo lo que soy, te amo.

Sus labios cubrieron los míos, su lengua empujo entre mis labios con una determinación, un calor, que no pude negar. Sus manos me agarraron mis hombros, mi cuerpo se arqueó cuando gemí por el beso. Sus labios comieron los míos, su lengua saqueó mi boca malvadamente, mientras sus manos trabajaban en mi espalda con la cremallera del vestido, quitándomelo rápidamente del cuerpo.

En ningún momento rompió el beso, o perdió el calor de mi excitación mientras se bajaba los pantalones, dándome patadas con sus musculosas piernas. No perdió el tiempo y rasgó la seda de mis bragas, apartándolas de mi cuerpo.

—Mía —gruñó cuando finalmente levantó la cabeza, para de nuevo inclinarse hacia mi cuello, con una ardiente caricia de su lengua deslizándose por mi piel, estrechándome con sus manos cuando se lanzó hacia mi pecho. Allí, sus labios cubrieron un duro y grueso pezón, succionándolo con su boca con un gemido de deseo.

Me arqueé, gritando entrecortadamente ante el feroz empuje de placer que contrajo mi matriz y mi vagina al mismo tiempo.

Como por un golpe de ardiente éxtasis, mi cuerpo se dobló cuando mordisqueó el pequeño pico rígido, mi mano acarició su abdomen y sus dedos separaron los labios de mi sexo.

— Harry, Harry por favor —. Estaba consumida por el fuego, necesitando su toque más de lo que lo había necesitado nunca.

—Di que sí —gruñó mientras deslizaba los labios hacia la parte baja de mi cuerpo, lamiéndome sensualmente, separando mis muslos y mordisqueándome con feroces y ardientes pellizcos.

—Sí —gemí , arqueándome contra él. —Sí Harry. Lo que quieras. Pero por favor no pares.

Me lamió lentamente, acariciando largamente la superficie de mi feminidad, mostrando mi gratitud con un bajo y muy largo gemido. Sus dedos me separaron, sus labios cubrieron mi clítoris en una ardiente succión, que hizo que mis caderas se agitaran, arqueándose hacia su boca. mis rodillas se doblaron, apretando los muslos alrededor de su cabeza cuando Harry sorbió y lamió mi pequeña perla de nervios que palpitaba casi dolorosamente.

—Tan bueno —gruñó, lamiéndome. —Delicioso, _________. Pero necesito más, cariño. Córrete para mí. Córrete para mí y podré amarte de la manera que necesito.

Un dedo grueso y largo se deslizó profundamente en mi feminidad, su boca cubrió mi clítoris, su lengua fluctuó en un malvado baile de placer cuando su dedo me llenó, retirándose y empujando de nuevo dentro mio. Yo me agite contra él, apretando mis piernas alrededor de su cabeza y levantando el cuerpo. El fuego golpeó mis caderas, haciendo que mi clítoris se dilatara aún más y mi matriz se comprimiera. La sangre se precipitó por mi cuerpo, llevándome al éxtasis, enloqueciéndome, hasta que sentí que cada partícula de su ser estallaba contra mi boca.

Todavía gritaba, arqueada, cuando Harry separo mis muslos y se colocó rápidamente entre ellos.

—Te amo, _________ —susurró cuando se inclinó hacia mi, con su miembro deslizándose entre los labios de mi sexo, abriéndose paso entre ellos, y después separando los tensos músculos de mi feminidad.

—Te amo —susurre cuando la cabeza de su miembro se separó, deslizándose centímetro a centímetro, abriéndose paso por el sensible tejido, permitiéndome sentir cada duro centímetro, ardiente y palpitante, que él me daba. —Oh Dios, Harry, me vas a matar.

Era demasiado. Harry era demasiado lento. La lenta caricia a través de mis sensibles terminaciones nerviosas, tan desesperadas por obtener alivio, me robaba el aliento. mi cabeza se agitó en la cama, mis manos se deslizaron a través de sus hombros, húmedos de sudor y después se agarraron con fuerza a la seda del cabello de Harry.

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bueno solo queria decirles que solo queda un capitulo mas y que gracias a todos por leer y por favor acuerdense de votar , gracias

Att:PaulaDirection

LA TENTACION ( HARRY STYLES )TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora