Mareos y un nuevo doctor.

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No lo podían creer, ¿esto de enserio estaba pasando? Ninguno de los dos decía nada, pero se sentían felices.

 Lástima que…

 La puerta se abrió de golpe, arruinando el hermoso momento. Los dos se separaron rápidamente.

-¿Qué pasa aquí?-pregunto un doctor de unos 30 y pico.

-Na..da.-dijo Nicolás con algo de dificultad.

-Bueno. Nicolás, necesitamos unas pruebas de sangre.

-¿Otra más?-pregunto el joven ya arto de tantas pruebas y sin ninguna respuesta.

-Sí.-dijo frio el doctor.

Lo sentaron en una silla de ruedas y se lo llevaron a una habitación lejana. Un tanto  aterradora parecía.

-Siéntate aquí, por favor.-pidió un doctor amablemente.

Nicolás no respondió solo obedeció. Era una silla de metal, ¿acaso no había alguna de madera o de otro material?, se preguntó mentalmente Nicolás.  

 Una enfermera se acercó hacia el con una aguja, un poco larga. Nicolás se asustó al sentir como esta se introducía sin pedir permiso en su piel.

-Listo.-dijo otro doctor, era rubio, ojos verdosos y cuerpo bien formado al parecer, bastante apuesto para ser doctor.

La enfermera le puso un algodón en donde había introducido la aguja. Nicolás se sentía incómodo entre tantos doctores y una enfermera.

El rubio se acercó hacia él, tomo la silla de ruedas sacándolo de esa habitación. En ese momento recordó, ¿qué paso con su doctor?, no lo había visto desde que los interrumpieron, y el salió de la habitación para dejarlos hablar.

Una vez que llegaron de vuelta en su habitación, el doctor lo ayudo a bajarse de la silla ruedas, y lo sentó en la cama. Nicolás se sentí mareado, le habían quitado una gran cantidad de sangre, y ni siquiera le dieron algo para tomar.

-¿Te sientes bien?-la voz del rubio lo trajo de vuelta a la realidad.

-Claro, ¿por?

-Pues te quitaron una gran cantidad de sangre, y me sorprende que no te sientas mareado. Aparte que estas pálido.-dijo el rubio revolviendo el cabello de Nicolás.

-Me siento algo mareado pero….-no pudo terminar de hablar que SU doctor entro en la sala.

-¿Qué pasa aquí?-pregunto el doctor de Nicolás tras ver como el rubio acariciaba sus cabellos obscuros.

-Nada que te importe.-dijo el rubio con una voz un tanto fría.

-Ya has hecho tu trabajo Antonio, ya puedes irte.-dijo el doctor de Nicolás. ¿Antonio? ¿Así se llamaba el rubio?

-Cálmate John, estoy atendiendo a mi paciente, nada más.-dijo calmado.

-¿Tu paciente?, este es mi paciente, así que largo de aquí.-¿enserio?, su doctor se llamaba John y nunca lo supo.

-Como quieras, pero no estarás siempre cuidándolo.-dijo el rubio mientras salía de la habitación, mejor dicho Antonio.

Una vez que Antonio se fue, John se acercó hacia Nicolás, quien seguía sentado en la cama mirando hacia el suelo.

-¿Te sientes bien?-pregunto John mientras se sentaba a su lado y acariciaba su mejilla.

-Maso.

-Estas pálido.-dijo preocupado.

-Me siento un poco mareado, nada más.-dijo Nicolás mientras se acomodaba en la cama para dormir.

-¿Seguro?

-Sí, solo quiero descansar.

-Claro.

Antes de irse, John se acercó hacia el muchacho y le beso le mejilla, haciendo que este se sonroje un poco.

-Descansa.-dijo y salió por la puerta de madera.

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OMG! ¿Qué les parece?! (: ya sabemos algunos nombres nuevos!! BESITOS! :D

Historia de un loco (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora