Prólogo

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[18/02/2007]

—¡Más fuerte!— grito el hombre dirigiéndose a la hermana menor quien golpeaba el pesado saco de arena con todas sus fuerzas pero la niña fue vencida por el cansancio, se dejo caer al piso— ¿te cansaste?— la niña no contesto, la respiración era irregular y agitada, sus esfuerzos para levantarse eran en vano. estaba exhausta.

La pequeña no quería mirar a su padre, tenia miedo. mientas que el padre la observaba en el piso con los puños apretados y sin ninguna expresión, observo el techo mientras soltaba un suspiro que tenso a la pequeña, al regresar la mirada a ella,  observo como dos pares de manos la rodeaban para levantarla. Alessia y María, las hermanas mayores de Camila. Quienes les sonrieron a la pequeña y la animaron a seguir con un leve gesto. La niña de ojos azules solto un golpe al saco y siguió sin que le importara el dolor en todo el cuerpo.

—Detente Camila— ordeno el padre pero ella no dejaba de golpear el saco— ¡Detente!— por instinto, la niña cerro los ojos y se detuvo. Se arrodillo enfrente de ella y sus hermanas de inmediato la tomaron de sus adoloridos brazos y la jalaron suavemente para dejarla detrás de ellas. 

—Esta cansada, yo podre seguir con su entrenamiento pero déjala descansar— Alessia no quería volver a ver mas moretones en sus pequeños brazos.

Francesco observo con dolor como sus propias hijas lo veían pero sonrió al ver como sus dos pequeñas querían proteger a la menor que le brillaban los ojos. Se acerco un poco mas hasta que su manos acariciaron con suavidad el rostro de Alessia y Maria.

—No saben cuanto lo siento- susurro mirándolas con culpabilidad y arrepentimiento— yo quiero verlas a salvo, teniendo una infancia tranquila y llena de felicidad. No saben el dolor que me causa escucharlas llorar en sus habitaciones y observándolas colocarse vendas en los golpes y tratarse las heridas. Yo...— guarda silencio cuando ve salir a la menor entre sus hermanas para detenerse enfrente de el y con suavidad, subir sus manos para tocar el rostro de su padre y sonreír con ternura y amor. Rompiéndolo por completo.

—No queremos ser como los demás niños...—su voz suave se quebró y dejo salir las lagrimas— queremos que estés con nosotras, no nos interesa las heridas y el dolor. Nos interesa que tampoco nos alejen de ti.

Las tres se deslizaron lentamente hasta estar en el suelo con su padre, abrazándolo con fuerza y miedo a que se les sea arrebatado. 

Rezo para que no pierdan su luz y ruego de rodillas para que no sean arrastradas a la obscuridad...

Penso Francesco aferrándose a ellas.

[18/02/2007 11:57 p.m]

—¡NO POR FAVOR NO!— Grito la niña hasta que sintió dolor en la garganta. Hombres las tenían inmovilizadas en el suelo.

—Hay Fran— negó el hombre de traje— ¿Sabes qué problema hay con los humanos? Que somos débiles. Siempre hay algo o alguien que nos debilita, ¿sabes cuál es tu punto débil?— nos apunto con su arma calibre color azul con partes doradas y plateadas— ellas— mi padre se movió agresivamente y el hombre lo volvió a apuntar con su arma— tampoco nos alborotemos Fran, ¿sabes? eras uno de mis mejores hombres pero como todo hombre siempre ve todo a través de una mujer. El amor— se burla— un simple paso en falso nos lleva a muchas consecuencias— la diversión se esfumo de su voz y rostro— el paso en falso que tu diste te costara la vida— su voz era fría y escalofriante— Dijo el Señor: Maldito sea el hombre que confía en otro hombre— quitó el seguro del arma y le colocó la punta en el corazón- Jeremías 17:5.

—¡No!

Y disparo.

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