23/10/2019
Me había estado viendo con tu amigo, Tadeo.
El era demasiado atento conmigo, me hizo saber que valía y que había alguien que me amaba, el.
Lo saludaste cuando pasamos adelante tuyo.
Tus ojos ya no brillaban pero seguían siendo hermosos.
Aquella morocha que iba con vos siempre, me sonrió para después seguir hablándote.
Con Tadeo nos fuimos a los asientos donde prácticamente viajabamos gran parte del tiempo y practicamos de nuestro día.
Le di un beso cuando llegue a mi parada.
Ajuste mi mochila en mi hombro y entre a la facultad.