01/01/2020
Había pasado unos días de tu entierro.
Tus padres habían encontrado cartas arriba de tu casa.
Una era para ellos, en la cual le decías cuanto los amabas y que te perdonen.
Otra para tu hermano, diciéndole que siga con la música que le iba a ir bien, que lo ibas a querer siempre, que había sido un buen hermano.
La tercera fue para tus amigos, expresandote con todo el amor que les tenías, los amabas con todo el corazón, los ibas a cuidar desde donde estés.
La cuarta era para una chica, habías hecho esto por ella, desde el día que la viste en el colectivo el año pasado te había flecheado, era tu amor perdido pero no podías vivir sin ella.
Y la última era para mi.
En ella me decías que siga haciéndolo feliz a Tadeo, que él me amaba cómo nunca, que tenía una sonrisa hermosa la cual lo hacía recordar a aquella chica.
Rompi en llanto devuelta cuando Tadeo me abrazó.
Nos habias dejado un vacío enorme a todos pero sabíamos que ibas a estar feliz con tu amada.
Sin fingir.
Sin mentir.
Fin.
