A la orilla del río, me senté y lloré...

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Lo conocí aquel día frío, en el que por primera vez el viento corría con fuerza, era una brisa fría y un poco nostálgica, allí se encontraba él, de pie sobre una de las tantas rocas que esculpían una barra contra el caudaloso río, a primera vista, pude notar que él era un ser especial, su mirada se concentraba en la corriente del agua, esta permanecía fija, sin moverse ni un centímetro, al mirarlo más destaque que era muy atractivo, era alto de estatura, lo poca piel que dejaba al descubierto, era de un blanco pálido y se asimilaba más a un copo de nieve que a la propio color de piel mía, su cabello oscuro contrastaba perfectamente con su piel nívea, y este era muy liso, lo deduje por la forma en la que el viento baila graciosamente con sus cabellos y se acomodaban en su rostro.

Cuando comencé a acercarme a él cautelosa mente, el sonido de las hojas crujiendo lo despertó de su letargo y con una mirada cautelosa echo un vistazo en mi dirección.

"¿Quién eres?" -Preguntó, su voz era más encantadora de lo que yo pude haber llegar a imaginar. Instintivamente me oculte entre los arboles con la intención de esconderme, un miedo desconocido se apodero de mí y pensé que sí el llegara a conocerme el sueño en el cual parecía estar acabaría y él desparecería, pero luego llegue a pensar en lo infantil de aquella situación mía, así que tome el valor y salí de mi escondite lentamente, sus ojos no parecían reflejar sorpresa cuando me miraba, parecía más bien agobiado por la situación, el color de sus ojos azules, hacía que el color de sus ojeras se pronunciaran más.

"Yo lo siento mucho señor..." -Respondí sin pensarlo mucho, solo como me habían educado.

"¿Señor?" -Repitió intrigado y no lo culpaba no lucia para nada como un señor, sino más bien como un joven adolescente. -"Bueno al final de todo creo que si lo soy..."

"Es que lo estaba observando preocupada, porque si acerca mucho a la orilla, se puede resbalar, y puede llegar a ser muy peligros... El río es muy hondo y caudaloso..." -Yo le mencionaba mientras señalaba el inicio del río, ignorando las últimas palabras que él parecía haber dicho para sí mismo.

Él parecía haberse desconectado nuevamente, tenía la mirada perdida en algún punto detrás de mí, y parecía ya no estar prestándome atención, luego de que baje la mano, él se dio la vuelta y emprendió su regreso.

"Discúlpeme si fui yo muy entrometida..." -Le grité de forma inconsciente al ver que este ya se encontraba muy lejos para que me escuchara claramente. Al parecer escuchó mis palabras, se volteó en mí dirección y con una mirada extraña, solo pregunto.

"¿Cuál es tu nombre?"

"Mi nombre... Alice..." – Le contesté de manera tímida, luego todo mis mejillas empezaron a arder al ver como este, luego de que escuchó mi nombre, sonrío de manera disimulada.

"Gracias por tu preocupación...Alice." -Fue lo último que me dijo antes de continuar con su camino.

Al día siguiente me dirigí al mismo lugar donde nos habíamos encontrado, con mucha prisa, esperanza y curiosidad. Mis pulmones ya no daban más, pero llegue y ahí estaba él, pero para mi sorpresa no estaba de pie sobre la roca, como usualmente acostumbraba, sino recostado despreocupadamente sobre ella, a simple vista parecía dormido, me preocupe mucho más de lo que hubiera llegado a pensar por un desconocido, por lo que a pesar del riesgo, me acerque con mucho cuidado a los borde del río donde se encontraba la piedra donde él estaba recostado, él se movió y yo me paralicé, fue poco lo que se movió, pero pude notar que había abierto sus ojos y que estos me miraban directamente y de manera penetrante, me llegue a preguntar en ese momento que sería lo que estaría pensando, sin llegar a saber qué era eso lo que yo siempre me iba a preguntar y recordar de él.

A la orilla del río, me senté y lloréWhere stories live. Discover now