¿Luz u oscuridad?

Capitulo 1.

Estaba bailando a mas no poder mientras escuchaba Shake it Off de Taylor Swift cuando recibí una almohada en mi cabeza. Me dí la vuelta y ahí estaba Lea con cara de pocos amigos. Lea es mi mejor amiga desde que me mude a Brooklyn, es decir casi toda mi vida. Se podría decir que es la única persona en la que confío y la única que considero una amiga de verdad.

-¡Hey Lea!- Corrí a abrazarla.-¿Qué haces aquí?.

-¡¿Qué que hago aqui?! Hoy es viernes, íbamos a ir al Starbucks ¿lo has olvidado?.

-Ya... vale, puede que lo haya olvidado.

-¡Corre a vestirte Katherine!- Dijo echa una furia.

Salí corriendo a ducharme, no me apetecía ver a Lea enfadada, además esta noche se queda a dormir en casa así que mejor que no este de mal humor.
Me puse unos shorts a rayas azul marino y blancas, una camiseta con un ancla y mis vans rojas, estaríamos hasta tarde en la calle así que cojí mi chaqueta vaquera, el verano estaba diciendo adiós y empezaba a hacer frío.

Al llegar al Starbucks Lea fue a coger nuestra mesa de siempre, junto a la ventana, era como una especie de tradición sentarnos ahí, nos gustaba mirar por el cristal estuviera lloviendo, nevando, o con el calor mas insoportable del mundo. Mientras, yo fui a pedir.

-Hola Kate.- dijo Bea. Bea es la dependienta del Sturbucks, como siempre venimos pues nos conoce y es bastante simpática.

-Hola Bea, que alegría verte.- Le conteste sonriendole

-Igualmente cielo.¿Dos frapuccinos?.

-Como siempre.

-Aquí tienes, los tenía preparados para cuando vinierais como todos los viernes.- Me dió los frapuccinos y le sonreí en agradecimiento.

-Muchas gracias, adiós Bea.- dije dandome la vuelta.

-Adiós. ¡Saluda a Lea de mi parte!.- Escuché que me gritaba.

-¡Lo haré!.- Le contesté gritando casi llegando ya a la mesa.

-¿Que harás?.- preguntó Lea cuando me senté.

-Cotilla.- Me puso una cara como si me estuviera volviendo loca.

-¿Cotilla? Perdona, pero vas gritando por ahí, normal que me interese guapa.-Me reí

-Bea me ha dicho que te sadulara de su parte.

-Okay.

Empecé a sentir como si me estuvieran observando y eché una ojeada disimuladamente hacia mi alrededor, pero no ví nada. Ultimamente tenía muchas veces esa sensación y es bastante extraña ¿me estare volviendo loca? Bah da igual, creo que le doy mucha importancia.
Un gritito de Lea me sacó de mis pensamientos.

-¡¿Qué pasa Lea?!.- Le pregunté alarmada.

-¡Se me ha olvidado por completo!.

-¿El que?.

-Sabes que el lunes empieza el nuevo curso ¿verdad?.

-Para no saberlo.- Dije con cara de asco.

-Pues a que no sabes que.

-¿Qué?.

-Dicen que hay chicos nuevos y que están para comerselos.

-¿Chicos nuevos?.

-Como lo oyes.

-Hacia años que no entra nadie nuevo en Dalton School.

-Loseee!.-Dijo Lea muy emocionada.-¿Quién sabe alomejor uno de ellos es el amor de tu vida?.-Me reí.

-Lea, es nuestro último año de instituto, quiero concentrame en estudiar y sabes que paso de los chicos.

-¡Venga ya Katy, no hay nada de malo en enamorase!

-Lo dice la que no se ha enamorado en su vida. Y no me llames Katy.

-Bah eres imposible amor.

-Y tu eres una pesada.¿Nos vamos?.

-Vamos.

Al salir del Starbucks ví a un chico en la acera de enfrente observandonos, y para que engañarnos era muy guapo el chico, pero me daba muy mal rollo. Me dí la vuelta para decirle a Lea que mirara, pero cuando volvimos a mirar el chico ya no estaba.

-Que raro.- Dije muy desconcertada

-¿Quién era?.-Me pregunto Lea.

-Lea, como lo voy a saber, si te he dicho que miraras es por algo.

-Bueno, eso no es lo importante.- Dijo con una media sonrisa en la cara.

-¿Y entonces que es lo importante?.-Pregunté sabiendo por donde iba la cosa.

-¿Estaba bueno?.

-Pervertida.

-Blablabla seré pervertida y todo lo que quieras pero contesta.

-¿No sabes pensar en otra cosa?.-Lea me miró con cara de: Contesta o te pego. Así que conteste.-Si.estaba bueno.

-Pero bueno a secas, o muy bueno.

-¡Lea!.- Empece a reirme y le eche un brazo por los hombros.-Este año vas a ser un torbellino con los chicos.

-¿Que esperabas de mi amiga?.-Volví a reir pero esta vez nos quedamos las dos calladas pensando en nuestras cosas.

Empecé a pensar en el chico misterioso. Sentía como si lo conociera, como si lo hubiera visto antes, como si hubiéramos tenido una historia, era un sentimiento raro, de impotencia, porque no lo conocía de nada, sin embargo sentía todo lo contrario.

Desde ese día la vida de Katherine había cambiado para siempre, solo que ella todavía no lo sabia...