Lucha en vano.

59 9 3
                                    

-No...no, no, no es verdad, dime que no.- Estaba en shock, mientras que algo moría en mi, destrozándome.- Dime que no es verdad, Mel...

-Ojalá pudiera decirte eso, Claire...- Ella se acercó a mi para abrazarme, pero yo la rechacé.

-¡NO!.- grité, ya entre lágrimas.- ¡JODER, NO, MIERDA!.- comencé a andar en círculos, mientras el miedo, la frustración y la rabia me llenaban. Pateé una silla, rompiéndola por completo. Tenía que descargar este odio y esta tristeza, o acabarían por reventar dentro de mi.

No podía ser cierto. Llevaba 5 años luchando en esta guerra de mierda solo para poder otorgarle a mi hermano la mejor vida que pudiera, como mis padres me pidieron. Llevaba 5 malditos años en esta guerra luchando porque terminase antes de que mi hermano tuviera que empuñar un arma, antes de que tuviera que saber lo que es ver centenares de personas morir ante tus ojos, antes de saber lo que era asesinar a un semejante a sangre fría. 5 años en los que prácticamente me había perdido a mi misma, en lo que había dejado de ser yo, por él. Y ahora todo eso no servía absolutamente de nada.

Apoyé mi espalda en la pared, y me dejé deslizar hasta el suelo ante la atenta mirada de Mel, que veía como mis lágrimas se contagiaban en sus ojos. Ella bien sabía como me sentía, pero no sabía como ayudarme. Quizá porque no había forma de hacerlo, no había solución, el cambio estaba hecho. Trev estaba condenado a participar en la contienda. Apoyé mi cabeza en mis manos, mis codos en las rodillas, y comencé a sollozar, desconsoladamente, liberando todo el dolor que esta mierda ha hecho que acumule en los más profundo de mi, como una olla a presión que tarde o temprano salta. Los vestigios más hondos de la Claire de hace 10 años salen a la luz entre tanto hielo y tanta indiferencia, y dejan salir todo el sufrimiento que esto, y muchas cosas durante este tiempo la causan.

¿Y Trev, como se sentirá sabiendo que ahora tendrá que pasar por todos los horrores de los que le hablé y de los que siempre he intentado protegerle?¿Sabiendo que ahora su trabajo será acabar con otros seres humanos a causa de la codicia del que se lo ordena? Era eso o vivir al margen de la sociedad, donde no había derechos ni protecciones, donde las posibilidades de sobrevivir se reducían drásticamente. Al menos en el ejercito tenías sanidad, cobijo, alimento asegurado, y algunos otros beneficios, pero a un alto precio. ¿Qué era lo correcto? No tenía ni idea, solo tenía una certeza: Trev debía estar aterrorizado, y ahora más que nunca, me necesitaba, y me necesitaba fuerte.

Me levanté y corrí a encontrarle, ignorando las reclamaciones y los ruegos de Mel a mis espaldas. Esquivé personas, vehículos, y cajas con distintos suministros hasta llegar al comedor. En la puerta, sin llegar a entrar, estaba Trev, sentado sobre un barril, en silencio, mirando al suelo, pensativo.

Trev era un chico con mucho mundo. Le encantaba soñar, imaginar, viajar fuera de esta vida, visualizar otra, quizá basada en los mínimos recuerdos que conserva de cuando tenía 2 o 3 años y nada de esto había empezado. También disfrutaba escribiendo en sus ratos libres sobre sus sueños, o incluso dibujándolos. Es un crío con mucho talento artístico, y disfruta con ello, pero en esta realidad dicho talento ya no tiene cabida. Y si, tengo miedo de que su imaginación, sus viajes, sus sueños se rompan, se conviertan en pesadillas, o simplemente se vayan por culpa de este conflicto bélico que todo lo daña. Tengo miedo de que el color de sus pinturas se vuelva negro, y que sus escritos se vuelvan melancólicos. Tengo miedo de que deje de ser él.

Me acerco a él lentamente, intentando estar calmada, intentando retener mis lágrimas. Mi hermano pequeño...No merece pasar por esto. El levanta la mirada al escuchar unos pasos, y sus ojos se topan con los mios. Le conozco bien, y el me conoce casi mejor, así que al instante se a que vengo.

-Ya has hablado con Mel, ¿verdad?.- su tono era débil, pesaroso y apagado. Las palabras se me atragantaron, y un nudo se me formó en el estómago. Solo pude asentir con un gesto.- Lo sé por tus ojos, has estado llorando, y tu no lloras por cualquier cosa.- con el reverso de mi mano, seco mis todavía húmedos ojos. A veces es odioso que alguien sepa de ti casi más que tu mismo, y no poder ocultarle nada a esa persona. Miré de nuevo a Trev, y vi que ahora los que se empapaban de lágrimas eran sus ojos. Podía ver su miedo, podía ver su incertidumbre, y sobre todo, podía ver que no quería pasar por esto.- No estoy preparado, Claire. No estoy listo para las armas, para la guerra, no estoy listo para matar...- Trev se levanta de un salto y se abalanza sobre mi, abrazándome. Yo le rodeo con mis brazos, y le dejo sollozar en mi hombro, mientras intento retener las silenciosas lágrimas que ya corren por torrentes en mis mejillas.

-Tranquilo, pequeño...Te prometo que nunca te dejaré solo en esto.

Solo soy capaz de protegerle de su futuro así, con esa frágil promesa, pero que para ambos es suficiente.

Oficial 383.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora