Mi nombre es Trudy Nugget, tengo 16 años y fuera de la rutina común de una chica de mi edad, solamente practico ballet.
-¡Hey Nugget! -grita Mara, mi mejor amiga.
-Dime -contesto.
-Recuerdas esa vez en la que te dormiste en clase y cuando despertaste gritaste: "¡Yo no lo hice!"
-Déjame.
Me molestaron tres días con la misma estupidez, hasta que ocurrió otra: "El profesor de gimnasia nos puso a trotar diez vueltas a las chicas y quince a los hombres, cerca de la octava, veía a Keith, el chico que me gusta, y para advertir mi presencia lo arrebasé; después me tropecé con mis propios pies y caí, y como el venía corriendo no pudo frenar y me pisó la mano, dejando su tenis marcado".
A pesar de que en mi vida suceden muchas desgracias, todos me consideran algo así como el payaso de la clase -de todas las clases, más bien-, aunque yo nunca hago nada a propósito o con afán de hacerlos reír, o al menos eso les trato de dar a entender.
Se aproximaba el baile de invierno y aún no tenía pareja y mucho menos con la nueva dinámica de éste: Las chicas invitan.
Como era de esperarse, Keith ha recibido MILLONES de propuestas. Pensaba en la posibilidad de que Mara no invitara a Cole, mi mejor amigo, pero -como siempre el pero-, me di cuenta muy tarde.
Giro mi mirada por el aula examinando a cada chico que está, ninguno logra captar mi atención. Mara, que está sentada detrás mío, me toca el hombro y me pasa un papel, yo a mi vez lo tomo y lo leo: "Sé que las chicas invitan, pero será nuestro pequeño secreto".
Si esto es una broma -como suele suceder-, es de muy mal gusto. No tengo otra que investigar quién me lo mandó.
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Pegasos y Koalas,
-Nosotras.
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