Llantos

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-¡¿Por que mierda lo hiciste?! -le pregunté al idiota de mi amigo frente a mí, quién por cierto, reía a carcajadas

-¡Admite que fue graciosa la cara que puso! -vuelve a carcarajear

-Bueno...sí, pero ese no es motivo. Estaban teniendo una conversación seria, y tu vas con eso. ¿Que tal si nos descubren? -me crucé de brazos

-Nadie sospechara. Además, el chico ya se ha ido

-Sigue en el baño

Y Tom vuelve a reír a carcajadas

-¡Vaya! Éste ha sido el mejor día de mi vida -dice tratado de recuperar el alimento de tanto reír

-Ya calla idiota. -no me aguanté ni un segundo más y me eché a reír con el

Miré por la ventanilla de la cocina a Karla, estaba escribiendo algo en su laptop, pero...estaba llorando.

¿Llorando? ¡Llorando!

-¿Ahora qué, principito? -imita al mastodonte laxantoidico, o como sea que le había apodado Tom hace unos instantes

-¿Como que, ahora qué?...¡pues a trabajar! ¿que más? -aplaudi y seguí con mi trabajo.

Tan sólo bastó un regaño de parte de la señora Philips para que vaya a ver que había pasado con ella.

Suspire y me cargué de un buen chingo de valor, para luego ir hasta ella.

-Disculpa...-dije sentandome frente a ella.

Ella me mira como si fuese la persona menos indicada en éstos momentos.

Me sentía nervioso, y eso no era bueno. No se como aconsejar o hablar, no se como tratar a las chicas.

¿Que le digo?

-Amm...n-noto que...hump, ¿estás llorando?...

...¿en serio?

¡¿EN SERIO?!...¿istis llirindi?

¡Torpe! ¡Torpe! ¡Torpe!

-Q-quiero decir...y-yo...

Ella me mira sorbiendo sus mocos y y sonríe levemente.

Una sonrisa que notablemente no llega a sus ojos.

-No te preocupes. Es sólo...esto es sólo por lo que estoy leyendo. -sonríe - Es una historia muy triste -ríe entre lágrimas, haciéndome sonreír

Es tan bella cuando ríe.

¿Por que no he visto esa sonrisa antes?

Debería sonreír más seguido.

-Am, no sabía que te gustaba leer -respondí aún con una sonrisa

-Pues sí, ya ves

Suspire mirando sus manos. Está temblando.

Sigo pensando en que algo le pasa, estoy seguro que algo le pasa, algo le está pasando.

-Dicen...que todas las niñas leen -conté sin quitar mi vista de sus temblorosas manos -Pero sólo algunas, entienden el verdadero significado de cada contenido, no sólo el de la portada

Y ahí estaba yo, haciendo el ridículo de nuevo.

-Claro.

Y esa era su típica palabra cuando lo estropeo.

¿Por qué?. Ésta es la segunda vez que hago el ridículo, y que ella me responde sólo eso.

-De hecho...-sonríe, sin mirarme. ¡Gracias! -No sólo las niñas leen -comenta

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