━━ ꜥꜤ T R E S ⸃⸃

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Su reflejo le daba asco.

No entendía como Yeonjun estaba con ella, con una persona desnutrida a tal punto qué si la tomabas por el antebrazo, todos sus dedos se lograban tocar.

Hizo una arcada para después rejurgitar por tercera vez en el día. Había faltado a clases, no había tenido ganas de levantarse y sus fuerzas en las piernas desaparecían a ratos.

Sonrió con amargura, y se apoyó en lavabo.

- Ahora estoy pagando todo ¿No? comentó a sí misma, para después apretar sus puños y colocarse a llorar- Perdón... Perdóname.

Un ruido sordo se hizo presente en aquél pequeño cuarto, provocado por la caída de la chica. Lo único que se podía escuchar, eran los sollozos ahogados que hacían eco en el baño.

Sentía que era una escoria, ella debería de estar en el lugar de aquél pobre joven, quién había perdido la vida en el trascurso del instituto hasta el hospital. No habían logrado hacer nada, no pudieron salvarlo. Había ido a disculparse con los padres del chico, pero tan sólo la sacaron de la casa sin saber la versión de Salem.

Escuchó el timbre de su apartamento, logrando que su llanto empezara a detenerse. Con un poco de ayuda de la pared y el lavabo, se incorporó, y pegada al muro -ayudando a que no se cayera- camino hacía la puerta, sabía que era Yeonjun.

Era la única persona quién sabía donde vivía. Los vecinos, no hablaban con ella debido a la extraña actitud de la chica, como si la chica tuviera problemas.

- ¿Salem, estás en casa? -la voz de su novio se escuchó e inconcientemente sonrió, necesitaba algo de compañía en ese momento.

Abrió la puerta para encontrarse con el rostro preocupado del castaño- Sí, estoy en casa.

- ¿Estuviste vomitando? -dejó las bolsas que traía consigo, y tomó de las mejillas a la pelinegro.

Salem no dijo nada, tan sólo desvío su mirada- Maldición ¿Es qué acaso no te has visto como estás? Mirá, -soltó sus mejillas y agarró su muñeca- Fácilmente puedo agarrar con una de mis manos, tu muñeca y llegarían a formarse casi como puños.

Ella no habló, no tenía intenciones de hacerlo. Tan sólo hizo que la soltara para dirigirse dentro de su apartamento.

- Te estás muriendo, Salem -habló con seriedad, logrando que se detuviera y viera al chico con su entrecejo fruncido-. Sí sigues así, ya no podré estar contigo, ya no estarás aquí. ¿Acaso no piensas en la gente que te adora? ¿qué hay de tus padres? ¿tú hermana? ¿No has pe-

- No hay nadie que me quiera, Yeonjun -Choi tan sólo se quedó en silencio-. Mis padres me desprecian, mi hermana me dió la espalda. No quieren saber nada de mí, por algo me sacaron de la casa y me dan dinero suficiente para no ir con ellos. No le importo a nadie, e incluso todos en el instituto me miran con repugnancia.

- ¿Y qué hay de mí? -colocó su mano en el pecho a la vez que daba un paso- ¿Es que acaso yo no cuento aquí? ¿¡Y yo qué?! ¿¡Estoy pintado o qué?! ¿¡Acaso si no te quisiera no sería tu pareja?! ¿¡No estaría preocupandome por tí y tratando de que comas algo?!

- Yeonjun...

- No. ya veo que no soy importante en tu vida, Lim... Ve a verme cuándo se te quite toda esta jodida mierda. No te das cuenta de lo que te está sucediendo aquí, no quieres caer en la realidad.

Dicho eso, tan sólo dió medía vuelta y desapareció por los húmedos pasillos del apartamento, yéndose con un mal sabor de boca por la repentina discusión.

Odiaba discutir con ella, siempre se sentía cómo sí el fuera el malo del cuento, pero no era así. Yeonjun tan sólo quería que Salem empezara a recuperarse, y salir de ese agujero por el cual estaba cayendo.

Quería mirarla, ir hacía donde ella, pero saber que nunca lo contó cómo alguien quién realmente la amaba, fue como si un cuchillo atravesara su corazón.

Salem tan sólo se quedó observando la espalda del castaño alejarse cada vez más, quería que volteara para decirle que lo sentía, que no quería dañarlo de esa manera, pero Yeonjun no volteó.

En su garganta se hizo un nudo, ella nunca tenía intenciones de lastimarlo, no quería hacerlo.

Mordió su labio inferior, miró la bolsa en el umbral de la puerta. La tomó, y sus lágrimas cayeron de manera desesperada al ver contenido.

Eran comidas instantáneas del mini market de la esquina, y en una había una nota.

"Te traje surtidos para que empieces a comer y recuperar peso, no olvides que te amo y que quiero lo mejor para ti"

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© lovminho

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