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Salem miraba al castaño, quién observaba aquél bote de pastillas que había conseguido en el médico. Hacé una semana que no hablaba con él, en el instituto él la ignoraba y evitaba, por lo cuál no podía acercarse ya que rápidamente el chico se alejaba de su vista.

Hace unas horas atrás, tuvo médico, quién le había recetado algunos medicamentos para su enfermedad.

Llamó a Choi, diciéndole que quería recuperarse.

— ¿Estás segura de que esto te va a ayudar? —preguntó al tomar aquél frasco.

— No lo sé, pero tengo que intentarlo —Salem sonrió con amargura, no quería tomarlas, pero sí quería que Yeonjun estuviera a su lado debería de hacerlo.

Yeonjun la miró para después sonreírle, se levantó del sofá para colocarse frente a ella y le extendió su mano. Aceptó el gesto, logrando qué él castaño tirara de ella y se levantará.

— Me alegra que intentes recuperarte —comentó al abrazarla por la cintura—. No sabes cuánto alivió estoy sintiendo en este momento. Saber que quieres salir adelante y mejorar, me hace sentir algo más allá de la felicidad, estoy orgulloso de ti, Salem.

La pelinegro mordió sus labios para después abrazarlo y esconder su rostro en el cuello del más alto, dejando que sus lágrimas cayeran por la suave tela de la blanca camisa que estaba ocupando el chico.

Sí tan sólo supiera realmente para que eran esas pastillas, no estaría felicitandola como lo hacía ahora.

Antes de que se pusieran a ver una película, Salem se tomó aquél medicamento para después ir a acurrucarse al lado del castaño. Estuvieron abrazados  hasta que Salem se quedó dormida a mitad de la película.

Yeonjun no había ido, por lo cuál tendría que pasar todo el día sin compañía, o es lo que Salem creía

Veía al pelinegro sentado frente a ella, quién tan sólo le sonreía. Por lo que ella tenía entendido, su nombre era Choi Soobin, un estudiante de recién ingreso y qué perteneciente a uno de los grupos más famosos del instituto y no sabía que hacía sentado en la misma mesa qué ella.

— ¿Eres Lim Salem? —pregunto el chico sin borrar su sonrisa. La mencionada tan sólo asintió— Un gusto, soy Choi Soobin, tenemos química juntos.

Salem se rió al ver como el pelinegro le guiñaba un ojo, claramente aquél comentario había sido con doble sentido. Soobin sonrió con ternura al ver que la chica había captado la pequeña broma.

— ¿Por qué no estás con tu grupo? —Salem miraba con curiosidad al chico, quién se había puesto a jugar con su botella de jugo.

— ¿Eh? oh sí, no, no estoy con mi grupo. Quería venir a hablarte porque me pareces alguien interesante —sus mejillas se sonrojaron, acción que le pareció tierna a Salem—. Lamento lo sucedido de hace años, aunque presiento que no fue tu culpa.

— Vaya, al parecer la gente le gusta informar de sucesos pasados a los nuevos —¿Estaba enojada? sí, le sorprendía que algunos estudiantes no olvidaban aquél incidente, a pesar de que Salem les había a dichos a todos que no lo empujó, muchos no les creyeron y los que sí, fueron como unas quince personas.

— L-lo siento no he querido incomodarte —Soobin entró a la defensiva tan rápido cuando Salem terminó su comentario—. Yo, tan sólo quería conocerte más, no creo mucho en los rumores que dicen los demás, por lo cual tampoco he venido para sacarte aquél suceso. Esperaba que sí hablaba contigo, podríamos llegar a hacer amigos.

Aquello sorprendió a la castaña ¿Hace cuánto que no hablaba con otra persona que no fuera Yeonjun? hace mucho tiempo la verdad, y ver qué alguien aparece de la nada, y que quiera ser su amigo, la hacía sentir... Feliz.

El pelinegro empezó a jugar con sus manos a la vez que maldecía por haber sacado aquello, y no haber seguido los consejos de sus dongsaeng, quiénes se encontraban en la otra esquina del comedor. Observando atentamente cada movimiento del mayor.

— B-bueno, mejor me voy... Fue un gusto —Soobin se levantó con prisa.

— Hey... —se giró a verla, esperando lo peor— Claro que podemos ser amigos.

Soobin sonrió, para después irse del lugar.

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© lovminho