Dicen que todos tenemos un instante en particular al que nos gustaría regresar, algo así como una especie de estado permanente en el que queremos quedarnos a vivir para siempre, y yo estoy convencida de que ya lo había encontrado.
No me parecería extraño que me cataloguen como masoquista, es más, creo que en cierto punto lo entendía porque supongo que nadie elegiría volver a sentir sus manos como papel a causa de un temblequeo casi incontrolable. Sin embargo, todo ese acelere que experimentaba mi cuerpo casi se volvía imperceptible en comparación con todo lo que vivía una vez que pisaba el escenario.—Ahora se pudre todo, a ustedes se los digo. —Y mi dedo señaló un grupo de gente que se encontraba algo dispersa entre medio del público— A ver, no sé si saben esta canción, a lo mejor quizás no la saben porque no vieron el programa.
La verdad es que siempre me pareció algo divertido interactuar con el público, pero esta vez no era igual a las demás, esta vez yo me alteraba a la par de ellos.
El piano empezó a sonar y yo interpreté ese sonido como la última oportunidad que tenía para concentrarme en lo que debía hacer. Me dispuse a acompañar a mi banda con una canción que no cantaba hace mucho tiempo pero que aún así me sabía de memoria, y al parecer no era la única persona en ese lugar que todavía reconocía esa letra como si fuese la palma de su mano.Por favor no, no, no abras esa puerta
No hagas que te quiera corazónJugábamos. Cantábamos y jugábamos sobre ese escenario a la vez que nos permitíamos disfrutar de ese momento, ese mismo que estábamos esperado desde que nuestros caminos se cruzaron.
Estábamos completamente abstraídos del lugar, al punto de casi olvidar los flashes que, cada vez con más intensidad, aterrizaban sobre nuestras caras.
Por mi parte, hubo momentos en los que me reía igual que una niña cada vez que sentía su mirada encima. Por la suya, parecía estar algo desesperado por tratar de encontrar los espacios en los que pueda buscar mis abrazos.
Finalmente, nos fundimos en un abrazo mientras nos jurábamos que no sería ni por lejos el último de la noche, pero que a la vez si simbolizaba el cierre de una etapa que nos dejaba con un sabor casi amargo al hacerlo.
Ambos sabíamos que nunca más ibamos a cantar esa canción.—Quizás después vuelve, vamos viendo. —Simulé caminar sin darle demasiada importancia a lo que acababa de suceder— No hay mucha buena onda entre nosotros, nos llevamos medio mal. —Volví a reír junto a un público que lo que menos hacía era creerme-
Canté, bailé y seguí conversando con los fans varias horas más mientras esa estrellada noche de Enero nos acompañaba.
Me sentía plena y aunque el show todavía no había terminado, tenía esa imperiosa necesidad de repetirlo una y otra y otra vez.—Ahora lo voy a invitar, no quiero que entre a la mitad de la canción porque yo quiero su compañía. —Eso ya sonaba más a un sincericidio que a una simple broma con el público—
No juegues con mi corazón
porque puedes lastimarlo
solo quiero que me hagas bien
sabemos que el camino es largoHabíamos llegado a nuestra última canción, esa misma que nos pidieron hasta el hartazgo nuestros fans porque sabían muy bien todo lo que abarcaba.
Atrás dejé mi dolor
algunas marcas del pasado
hay tanta magia por vivir
por el camino que deseamosAlgunas personas creen que es el destino y otras simplemente sostienen que se trata de una especie de hilo rojo cuya función es mantener unidas a las personas que están destinadas a ser. Sea la razón que fuera, ahí estábamos los dos, comunicándonos de la mejor forma que sabíamos hacerlo.
Nuestras voces fluían al compás de esa melodía que parecía estar hecha solo para nosotros dos.

ESTÁS LEYENDO
Todavía me quemas
Short StoryPorque todos alguna vez intentamos dejar atrás una parte de nosotros