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    Los besos se volvieron salvajes entre ellos, la lengua de JiMin peleaba con la suya en una ardua y húmeda batalla que estaba seguro que ganaría. Mientras sus manos hacían un recorrido por la caliente piel, fascinado con su suavidad.

      JiMin comenzó a mover sus caderas, moliendo su redondo trasero contra su dura y despierta erección.

     Rompió el beso porque quería hacerle el amor a JiMin, pero no en su sofá, al menos no por esa vez.

    El rostro extasiado del rubio era una doble estimulación. El hilo de saliva trasparentosa que unía sus labios que JiMin no tardó en romper cuando deslizó su traviesa lengua por sus hinchados, gruesos y tentadores labios teñidos de rojo.

— Joder, vas a matarme —con un rápido movimiento se levantó del sofá, cargando consigo a JiMin, quien sorprendentemente era más liviano de lo que alguna vez pudo imaginar.

     Caminó todo el recorrido hasta la habitación, teniendo que lidiar con los húmedos besos que JiMin dejaba a lo largo de su cuello, controlandose para no estamparlo contra cualquier pared de la casa y hacerlo finalmente suyo.

     Dejó caer el cuerpo de JiMin sobre la mullida cama y no tardó ni un solo instante en despojarse de su molesta camiseta. Sonrió cuando no perdió de vista la mirada hambrienta de ojos azules que estaba clavada en su firme torso y la hilera de tentativos abdominales que había trabajado duro en el gimnasio.

     Volvió a unir sus labios con los de su Alfa para comenzar un nuevo e intenso beso, sus manos comenzando a deslizarse dentro de la camisa del contrario que ya estorbaba. Volvió a sonreír en medio del beso cuando un jadeo de JiMin murió en el.

    Se permitió disfutrar de los abdominales apenas marcados, pero que en JiMin eran un complemento perfecto. Su mano siguió ascendiendo hasta encontrarse con el oscuro pezón que no era la primera vez que estimularía. Acarició y luego pellizco, robándole a JiMin más de un gemido de placer que continuó muriendo en el hambriento beso.

— J-JungKook —se deshizo de la molesta prenda que cubría el torso de JiMin, deslizando su mano lejos del pezón para sustituirla por su caliente boca. JiMin gimió y apretó sus manos enredando entre sus regordetes dedos su cabello, retorciéndose por el placer que él le estaba brindando a su caliente cuerpo.

— Estás sensible —por más que fuera algo obvio, a él no le molestaba recalcarlo.

    Su atención se desvió más tarde al bulto oculto bajo los apretados jeans, no preguntó y tampoco fue necesario hacerlo cuando JiMin captó su indirecta y por cuenta propia se encargó de estirar y tirar fuera sus pantalones. Acabando completamente desnudo para él, y aunque no fuera la primera vez que lo veía así, si era la primera vez que podía disfrutar de cada mínimo detalle que hacía perfecto al Alfa, su Alfa.

— Deja de mirar y haz algo —la voz de JiMin sonó ronca, oscura, cegado por el deseo y el calor insoportable del celo. Su olor a pinos y bosque impregnado por toda la habitación.

    JungKook quiso seguir admirando el cuerpo desnudo de JiMin, pero estaba allí para complacerlo, luego podría mirar todo lo que quisiera.

     Deslizó su índice sobre la punta enrojecida del miembro que se alzaba glorioso contra el firme abdomen del Alfa, con un poco de pre-semen deslizándose a lo largo del falo.

— Aún no he hecho nada, bebé —saco su lengua y atrapo una gota de aquel líquido blanquecino que había amenazado con seguir su camino hacia abajo. JiMin se estremeció bajo sus manos cuando inmovilizó sus caderas contra la cama, con un mirada retadora y un guiño, hundió toda la longitud del miembro dentro de su boca.

Asuntos de Alfas | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora