Hay acciones que matan todo, palabras cargadas de veneno, esperando el momento perfecto para causar daño, sin ser conciente de la herida que puede provocar, heridas que muchas veces no paran de sangrar llevándose hasta la última gota de inocencia, felicidad y sobre todo de amor...
Dejando solo un alma vacía a la espera de volver a sentir algo, pero a la vez insegura de todo lo que la rodea, levantando muros gigantescos con la única intención de protegerse de lo que la destruyo.
Mi herida aun sangra y no se como parar el sangrado, solo observó como la vida se me va lentamente sin que yo pueda hacer nada. Mi cabeza solo recrea una y otra vez el momento, matándome junto con el. Quizá sea una exagerada, pero el dolor se siente demasiado real.
No fui conciente del daño hasta ahora, en este momento donde el peso del mundo recayó sobre mis hombros. No fui consciente de mis sentimientos que crecían con los pasos de los días. Me había acostumbrado a llorar cada noche, como una rutina. Me sentía el ser más estúpido del planeta, como fui tan tonta en creer que ella se fijaría en mi. Anele cada hora de cada día que mis sentimientos fueran correspondidos, que el rechazo me resulto un jarro inmenso de agua fría, arrasando con todo a su paso.
Con todas mis fuerzas intentaba no observarla como antes cuando estábamos en clases. En ese tiempo ella era ajena completamente a mi escudriño o simplemente no le interesaba, pero sabía que ahora era distinto.
Recuerdo una de esas veces en que nos encontrábamos en clase de matemáticas, a pesar de conocernos desde muy pequeñas nos habíamos separado por mucho tiempo, por lo que no nos reconocimos cuando por esas casualidades de la vida nos volvimos a encontrar. En ese momento no tenía idea de quien eras, pero eso no evito de que quedara encantada contigo. Estabas hermosa ese día, con la camisa ajustada mostrando tus favorables pechos que la mayoría de nuestra edad aun no habían desarrollado, tu falda estaba un poco mas corta de lo normal dejando mucho a la imaginación. Tu cabello caía suelto, moviéndose ligeramente con el soplido del viento. Nunca en mi vida me había llamado la atención una mujer de la forma en la que lo hizo Mia. Los latidos frenéticos de mi corazón eran imposibles de ocultar, sobre todo esa sensación de que algo recorría mi cuerpo de pies a cabeza, confundiendome al instante.
Aquel día el profesor había dado una serie de ejercicios bastante complicados para mi gusto y no me paso desapercibido que para ti también. Llevabas mas de 10 minutos mordiendo distraidamente la punta del lápiz que sostenias entre tus delicadas manos. Tus labios chupaban y tocaban aquél bendito lápiz, dejándome completamente embobada, a punto de una combustión instantánea.
Intentaba con todas mis fuerzas despegar mis ojos de ti, pero me resultaba imposible. Ese toque de dulzura, inocencia y sobre todo esa sensualidad arrebatante que dudo fueras consciente que poseias, me tenían absolutamente ensimismada.
Hasta que tus ojos dieron de lleno con los míos, paralizandome. La confusión reinaba en ese cielo despejado. Me habías descubierto o eso creia, pero como si nada volviste a lo tuyo, ignorandome por completo.
Desde ese día no he podido sacarte de mi mente, te convertirse en la dueña de mis pensamientos, de mis sentimientos y de mis deseos mas profundos. En mi familia no estaba muy bien visto las relaciones homosexuales, por lo que me resultaba aterrador tener aquellos pensamientos de los cuales no me podía deshacer. Al principio mi mente estaba hecha un campo de batalla, pensamientos como "Esto no puede ser, no esta bien" "Solo la encuentras simpática y es todo" "A ti te gustan los hombres, quizá solo es una confusión, si eso" Pase por la peor depresión de mi vida intentando negar todo esto que sentía, pensando en todo lo que diría y haría mi familia, sería la decepción de mis padres, pero aun asi nada de eso funciono.
No se como ni en que momento pero mi mirada se encontraba fija en la dueña de mis deseos y pesares. Mierda. La suerte fue grande cuando me devolvió la mirada, una cargada de rabia y enojo, trayendome a la cruel realidad. Ella no siente lo mismo, tengo que olvidarla.
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Un amor Imposible (Tema Lésbico)
Roman pour AdolescentsEl amor puede ser bello y cruel al mismo tiempo. Logra sacar lo mejor de nosotros o también puede destruirnos y sacar lo peor. Yo Alice, nunca en mi vida creí enamorarme de mi mejor amiga, menos el hecho de definirme homosexual, pero lo soy y me s...