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Narra Melania

Cuando se hicieron las cinco, tomé mi mochila chequeando que lleve lo esencial, billetera, la sube, el celular, los auriculares, chicles y la máscara de pestañas.

Saludé a Micaela que estaba recostada debido a que le agarró fiebre ayer por la noche, besé sus labios y me despedí

-Suerte. -exclama mientras se coloca un paño frío en la frente.

-Gracias -le tiro un beso en el aire -Cuidate y no salgas a ningún lado. -le advierto y salgo del departamento tomando el ascensor

Al cerrarse las puertas, quedo encerrada con un pibe insoportable, vive en el departamento de al lado con sus amigos y todo el tiempo hacen acotes como "torta", "prostituta", "trola".

Ya van varias veces que Micaela los puteó, pero se creen que tienen autoridad solo por ser hombres, sociedad de mierda.

Miré mi celular y noté su mirada carmesí sobre mi cuerpo. Se arrimó a mi celular para ver la pantalla. Me incliné sin dejarlo ver.

-Solo quería ver la hora. -afirma risueño y volteo los ojos suspirando cuando el ascensor llega al primer piso. La puerta no se abría, forcejeo para poder abrirlas, pero estaban trabadas.

-Mierda. -susurro por lo bajo golpeando las puertas, soy claustrofóbica, el calor invade mi cuerpo, comienzo a transpirar y más con la mirada del pibe insoportable.

-Calmate rubia, yo lo arreglo, esto suele pasar. -insinúa el castaño mientras toca varios botones a la vez.

Miro la hora en la pantalla de mi celular, voy a llegar tarde a la entrevista de trabajo en la mansión Spallati ¿Y si me quedo encerrada acá por horas? ¿Y si pierdo el trabajo?

Después de unos minutos intentando abrir la puerta, me apoyo rendida en las paredes del ascensor, me saco el abrigo de un tirón, estaba acalorada, no dudo en que probablemente me desmaye y caiga redonda.

Gracias a Dios, el castaño que se encontraba tambien desesperado, pudo abrir las puertas.

-Mil gracias. -carraspeo abrazandolo con un impulso, lo odio, pero ahora estoy totalmente agradecida.

Corro con el abrigo en uno de mis brazos y mi mochila colgada en mi hombro.

Tomé el subte que me dejaba en el barrio de los Spallati, llegué 15 minutos tarde, espero que sepan entender.

Antes de tocar el timbre, me acomodo el gorro, me miro en la pantalla de mi teléfono y carraspeo un poco aclarando mi voz.

Pulsé el botón una vez. Nadie contestaba. Tomé aire y golpee la puerta con intensidad. Escuché un ruido, me paré recta.

Narra Nacho

El timbre sonó y supe que era la nueva mucama, bajé las escaleras deslizandome por el barandal.

-Yo voy a recibirla, má. -le adviertoa mi vieja y acomodo mi cadena de oro, me miro al espejo y me paso la mano por el cabello.

Tomé la manija y abrí con ansiedad, ya quería ver como va a hacer la próxima mucama que esté en mi cama.

Narra Melania

-Buenas tardes, vengo por el trabajo de... -levanto mi vista y me encuentro con un morocho joven, me debo haber confundido de casa.

Retrocedo y miro el número de casa que se indica en la puerta. No estaba equivocada.

El chico tarda en contestar, se queda analizando mi figura de arriba a abajo, mi cuerpo se tensa, odio que me miren detalladamente, no estoy conforme con mi cuerpo y por ésto uso abrigos que lo tapen lo más que se pueda.

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⏰ Última actualización: Apr 07, 2019 ⏰

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mucama ; eckoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora