Prólogo

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La pequeña niña corría para escapar de su hermano, regañándose a si misma por no haber sujeto su cabello en una coleta: ahora, por culpa del viento, su melena rubia se le metía en la boca y le obstruía la vista.

La razón de porque escapaba era fácil de deducir: solo tenías que ver el cabello azul eléctrico, anteriormente rubio, del niño que la quería capturar para saber que la chica había hecho otra de sus famosas bromas.

Y aun así, la rubia no podía dejar de reír, aun cuando eso, sumado al hecho de que estaba corriendo, la dejaba sin aire.

-¡Aliria!- la susodicha volteó ligeramente la cabeza, y estalló en otra ronda de carcajadas al ver el color que adornaba la cabeza de su hermano.

No la podían culpar, le encantaba hacer bromas, y solo era mala suerte del niño haber vivido bajo el mismo techo que ella, y por ende ser el más propenso a ser su víctima.

-¡ALIRIA!

Pero pronto sus risas cesaron, al sentir como se elevaba del verde pasto unos pocos metros. Estaba volando, o más bien flotando. Aun cuando sus pequeñas piernas seguían moviéndose, en un vago intento de seguir huyendo, la magia que en ella se ejercía la tenia inmovilizada.

Poco a poco, su hermano se acercó a ella, con la misma cara de estupefacción y asombro que ella misma tenia plasmado en su rostro.

--DRACO MALFOY BÁJAME AHORA MISMO- gritó Aliria, cambiando rápidamente su asombro a un enojo enorme.

Pero sabía que eso no podría ser posible, tanto ella como su gemelo solo tenían 9 años.No podían, o mejor dicho, no sabían usar la magia correctamente. Lo que ahí estaba sucediendo era uno de los conocidos accidentes mágicos

-Pues que accidente mas oportuno- bufo en su mente.

En el rostro de su hermano se formó una sonrisa cínica que ella conocía muy bien. Era la misma que ella ponía cuando se le ocurría una nueva broma. No por nada eran hermanos gemelos.

Draco destapó un poción que Aliria, en su carrera hacia la libertad, no había visto, mientras que se iba acercando más y más, hasta llegar donde ella se encontraba.

De repente, la magia se desvaneció, estampandola en el duro suelo, y antes de poder siquiera mover un músculo, ya Draco había vertido el líquido en su cabeza.

Rápidamente se incorporó, mientras observaba su cabello. En los siguientes segundos su hermosa cabellera rubia platinada había desaparecido, reemplazándola un horroroso color verde chillón.

El chico de la cabeza azul empezó a desternillarse de risa, mientras que su gemela solo lo veía iracunda.

-¡Esto no es gracioso, Draco!- dijo la muchacha, mientras daba un pisotón al cesped.

--Tienes que...admitir...que es muy gracioso, logró articular su hermano, en medio de las risas- vamos Espejo, ¿Dónde quedó tu sentido del humor?

La pequeña Ali fingió meditarlo, y sin poder evitarlo también empezó a reír.

- Si, en verdad es gracioso, dragón idiota.

Y así pasaron la tarde de ese caluroso día de Julio, en medio de risas, sin saber que Narcisa Malfoy los estaba observando con el ceño fruncido, a través de una de las tantas ventanas de la Mansión Malfoy.

Sin saber que al día siguiente, y sin previo aviso, Lucius y Narcisa enviarían a Aliria a Francia con su tía abuela Elizabeth para que, a sus nueve años, ingresara al Colegio Beauxbatons y así poder ganar unos buenos modales.

Sin saber que ese sería el último día que iban a estar juntos.

Y, sobre todo, sin saber que después de ese caluroso día de Julio, cuando el cielo estaba despejado, el sol brillaba, y lo único que se podía escuchar eran las risas inocentes de un par de niños con colores extravagantes en su pelo, nada volvería a ser igual entre ellos.

Black Shepp ─── [Golden Trio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora