Exit wounds

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Nota: Este fic participa en el Reto #35: "Citas literarias del Potterverso" del foro "Hogwarts a través de los años". El mínimo era de 100 palabras y el máximo 8000 palabras (confieso que la longitud se me ha ido un poco de las manos). Está ambientado en el libro sexto y, bueno, no sigue exactamente el canon, pero rescata todo lo rescatable xD. Consta de tres partes cortas y un poco oscuras. Ya sabéis que soy la alegría de la huerta

Frase adjudicada: "Es el miedo a lo desconocido lo que tememos cuando miramos a la muerte y a la oscuridad, nada más." —Albus Dumbledore. La frase podía aparecer textualmente en la historia o no, lo único que se pedía era que la frase inspirase la historia de una forma u otra. Esperemos haberlo conseguido xD

Advertencias. Hoy vengo cargada de ellas. Tenemos de todo un poco: Drama, angst, violencia, chan, un poco de dubious-con, final abierto, Snape siendo un cabrón... Todo muy intenso. En definitiva, que si venías a por fluff, aquí vas a encontrar más bien poco xD.

Disclaimer: Ni el mundo mágico ni los personajes me pertenecen. Tampoco ningún elemento reconocible de los libros o de las películas. Todo es propiedad de JK y, en su caso, de la Warner; yo solo me dedico a darle la vuelta a la historia por pura y malévola satisfacción. Y también, por qué no decirlo, para escribir porno gay en mis ratos libres xD

1. Lo desconocido.

El primer día que vuelve a las clases de Oclumancia es como iniciar un descenso a los infiernos. Las paredes húmedas de las mazmorras se ciernen sobre él mientras sus pasos, callados y taciturnos, remolcan un eco desvaído por los pasillos del castillo. Se detiene un momento frente a la puerta del despacho de Snape, conteniendo la respiración y preguntándose por centésima vez si esto es una buena idea. En su cabeza se reproducen una y otra vez las escenas de la última ocasión que estuvo allí: el pensadero, los gritos, la furia, la mirada enloquecida de Snape. Cuando encuentra el valor para entrar en la habitación, una fuerte sensación de dejà vu se arrastra por su estómago. Nada ha cambiado en el último año. Ni el olor, ni la luz, ni ese efecto opresivo que ya casi había olvidado. Snape, arrellanado en su sillón, le observa: ojos negros, intensos, peligrosos. Harry siente un escalofrío trepando por su espalda y se ve obligado a apartar la vista. De pronto, es extremadamente consciente de la tensión, de ese velo etéreo y tirante que los envuelve. Snape es el primero en romper el silencio.

—Señor Potter —impaciente—, dudo que haya venido para mirarse la punta de los pies, así que haga el favor de tomar asiento. No tengo todo el día.

Su voz es como una bofetada. Harry levanta la cabeza por pura inercia y ve que Snape sigue sentado, inmóvil, con las manos extendidas sobre los brazos del sillón. A Harry le viene a la cabeza la imagen de un hombre lobo a punto de atacar a su presa. No es que sea muy alentador. Aun así, se acerca despacio al sofá que hay frente al de Snape y se sienta sin decir nada. Están más cerca de lo que le gustaría y la habitación, de repente, le parece muy pequeña, asfixiante.

—Bien —tono engañosamente bajo, casi un susurro—, el Director me ha informado de que quiere retomar las clases de Oclumancia conmigo.

Harry asiente y hace un esfuerzo por sonar firme.

—Así es, señor.

—¿Y por qué tendría que hacerlo? —cortante.

Desde luego, no es por la placentera compañía de Snape. Harry se remueve en el sofá, inquieto, nervioso. Explicárselo a Dumbledore había sido mucho más sencillo una semana atrás. Hablar de Sirius, de su muerte, de la culpabilidad que le desgarra la carne por las noches. Del miedo. Ahora, sin embargo, las frases se le atascan en la lengua y apenas es capaz de hilar una idea coherente. Se niega a nombrarlo delante de Snape, de abrir ese baúl.

Exit wounds (snarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora